La batalla de los hinchas de Lanús con la Policía de Brasil
La hazaña del Granate frente a Fluminense en la Copa Sudamericana se vio empañada por el accionar de la seguridad carioca
El partido de cuartos de final de la Copa Sudamericana entre Lanús y Fluminense dejó un saldo que trasciende lo deportivo: incidentes graves entre la Policía de Brasil e hinchas del “Granate” durante el entretiempo, que pusieron en riesgo a familias, jugadores y cuerpo técnico. La escena volvió a mostrar un patrón repetido en las visitas de equipos argentinos al país vecino.
Según explicó a Bardeo.News el secretario de Comunicación Interna de Lanús, Ignacio Altrui, el disturbio comenzó en el anillo interior del estadio Maracaná, donde se ubican los baños y los puestos de comida. Allí se produjo un episodio confuso que derivó en una violenta reacción de las fuerzas de seguridad.
“La policía empezó a golpear indiscriminadamente a los hinchas de Lanús, que en ningún momento respondían el ataque, sino que pedían que se detuviera la situación. Comenzaron a los palazos y a tirar gas pimienta a cualquier persona que pasaba por ahí”, relató Altrui.
El funcionario remarcó que muchas familias quedaron atrapadas en medio del caos. “Personas que salían del baño o que habían bajado a comprar algo para comer se encontraron con la represión”, agregó. Esa situación obligó a muchos hinchas a refugiarse en la tribuna, pero los efectivos subieron y continuaron la represión con gases y golpes.
La tensión se trasladó al campo de juego: el entretiempo se extendió por más de 20 minutos porque los futbolistas se negaban a reiniciar el encuentro sin la certeza de que sus familiares y los hinchas estuvieran a salvo. “Había muchos familiares de los jugadores en la tribuna y el cuerpo técnico no quería arrancar hasta que todo estuviera bien”, explicó Altrui.
El árbitro Jesús Valenzuela fue presionado para retrasar la reanudación, mientras algunos jugadores incluso amagaron con acercarse a la tribuna donde ocurrían los incidentes. La comisión directiva de Lanús intervino directamente, mediando con la policía para que se detuviera la represión y priorizando la salida segura de familias con niños.
La violencia sufrida por Lanús no es un hecho aislado. En el mismo Maracaná, en noviembre de 2023, el arquero de la selección argentina Emiliano “Dibu” Martínez se colgó de la tribuna para enfrentarse a la policía que reprimía hinchas en el clásico contra Brasil. También pasaron por situaciones similares Boca en la final de la Libertadores, San Lorenzo, Argentinos Juniors y Estudiantes en distintas competencias internacionales.
Más recientemente, el caso de Independiente contra Universidad de Chile había terminado con la eliminación del club argentino por decisión de la Conmebol, luego de incidentes en las tribunas.
Tras el gol de Dylan Aquino y el sufrido cabezazo al palo de Germán Cano, Lanús celebró su pase a semifinales. El directivo granate destacó que, tras el pitazo final, la desconcentración fue pacífica: “La gente de Lanús se comportó muy bien, esperó a que saliera la gente de Fluminense, con fiesta y alegría pero en total tranquilidad. No se generaron más disturbios ni hubo provocaciones”.
El contraste fue notorio: de la violencia policial del entretiempo a la calma del regreso, con un plantel que se mostró unido a sus hinchas y un club que volvió a denunciar un accionar desmedido de las fuerzas de seguridad brasileñas.
Cada vez que un equipo argentino viaja a Brasil, la historia parece repetirse: represión policial, familias en riesgo, futbolistas en tensión y un clima de violencia que empaña la fiesta deportiva. La falta de soluciones concretas por parte de la Conmebol y de las autoridades locales hace que los clubes vivan cada visita como una amenaza latente.