El Gobierno anunció que intervendrá el mercado cambiario
Martín Tetaz y Hernán Letcher opinaron sobre la decisión que tomó el gobierno nacional
El anuncio del Gobierno de que el Tesoro comenzará a intervenir en el mercado cambiario reavivó un debate central en la economía argentina: hasta dónde puede estirarse la estrategia oficial para contener al dólar y qué riesgos abre una medida de este tipo. La decisión llega en un contexto de fuerte presión sobre el tipo de cambio y de escalada del riesgo país, que volvieron a poner a la agenda económica en estado de alerta. El secretario de Finanzas del Ministerio de Economía, Pablo Quirno, anunció la decisión que tomará el gobierno.
Intervenir en el mercado de cambios implica que el Gobierno, a través de la venta directa de divisas, intenta moderar la cotización del dólar en la plaza financiera. Hasta ahora, el Banco Central utilizaba instrumentos indirectos, como operaciones con futuros, compras de títulos o tasas de interés elevadas, para influir en el precio de la moneda. La novedad es que ahora será el Tesoro quien jugará un papel activo en el delicado equilibrio monetario.
En las redes sociales, los usuarios de X recordaron que hace poco menos de un mes, el equipo económico anunció en el canal de Streaming Neura, que no habría intervención alguna, con un cántico en coro de la frase “el dólar flota”.
En la última semana, el equipo económico agotó varias herramientas para frenar la presión cambiaria: encajes preventivos a los bancos, convalidación de una tasa del 76% en títulos a 30 días, apertura de nuevas ventanas de liquidez, récord en operaciones de futuros y compras de bonos por parte del Banco Central para apuntalar rendimientos. Sin embargo, el resultado no alcanzó. El dólar siguió tensionado al alza y el riesgo país escaló con fuerza. Frente a esa dinámica, la intervención directa apareció como la “bala de plata” de la política económica.
Esa lectura fue planteada por Hernán Letcher, economista, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en diálogo con Bardeo News. “Están desesperados porque el dólar no se escape. (…) Por eso usan la bala de plata: intervenir directamente con dólares. Lo que se puede identificar es que cuando no intervengan no va a tener este valor el dólar”, advirtió. En su visión, el movimiento desnuda la fragilidad del esquema oficial: se trata de una contención transitoria que posterga el ajuste del tipo de cambio, pero que difícilmente logre estabilizar la macro de fondo.
El diputado nacional Martín Tetaz, economista de la Unión Cívica Radical, también opinó en Bardeo News y fue categórico: “Es un gran error la decisión del Tesoro de intervenir en el mercado de cambios (…) Nunca es bueno que el Tesoro haga la política monetaria, nunca es bueno que el Tesoro intervenga en el mercado de cambios, le agrega más incertidumbre al desarrollo de la economía y hace que la estabilidad tarde bastante más en llegar”. Tetaz comparó la medida con la recordada conferencia del 28 de diciembre de 2017, cuando el Gobierno de Mauricio Macri anunció que el Tesoro participaría en el mercado cambiario.
El antecedente histórico no es menor: en aquel momento, el resultado fue una pérdida de credibilidad que desembocó en una corrida cambiaria meses después. El paralelo que plantea Tetaz pone de relieve el riesgo de repetir un esquema en el que las áreas de política fiscal y monetaria se superponen, confundiendo las señales al mercado.
Más allá de las diferencias políticas, ambos economistas coinciden en que la medida refleja la magnitud de las tensiones actuales. Para Letcher, es el recurso extremo de un Gobierno que agotó instrumentos previos y que intenta ganar tiempo frente a la presión sobre el dólar. Para Tetaz, es un error conceptual que multiplica la incertidumbre y demora la posibilidad de estabilización.
El impacto de la decisión se verá en los próximos días, tanto en la reacción inmediata del mercado cambiario como en la dinámica de precios y expectativas. La intervención puede moderar temporalmente la suba del dólar, pero a costa de consumir reservas y profundizar la fragilidad de la política económica. A la vez, el movimiento reaviva un dilema clásico de la economía argentina: hasta qué punto las intervenciones estatales logran controlar el presente sin hipotecar el futuro.