“Nadie se animaba a decírmelo”: Wanda Nara habló de su enfermedad
En diálogo con Dante Gebel en su programa La Divina Noche de Dante, Wanda Nara contó con crudeza cómo fue enfrentar el diagnóstico de leucemia
Wanda Nara volvió a referirse a uno de los momentos más difíciles de su vida: el día en que se enteró de que tenía leucemia. Lo hizo con un tono íntimo, directo y sin eufemismos. No fue una confesión nueva —su diagnóstico ya era de público conocimiento— pero sí una de las pocas veces que habló de cómo lo vivió ella, su entorno y su familia.
“Nadie se animaba a decírmelo, las enfermeras entraban, me miraban y se ponían a llorar. Yo no entendía”, recordó Wanda, conmovida.
La empresaria relató que el primero en actuar frente a la situación fue Maxi López. “Cuando él (Maxi) se acercó en ese momento tan difícil para mí, dije ‘bueno, realmente está priorizando’”, expresó, destacando el gesto de su expareja y padre de tres de sus hijos.
En la entrevista, Wanda detalló cómo fue la secuencia que terminó con el diagnóstico. “Cuando Maxi me mandó un médico, dije ‘acá está pasando algo’”, explicó.
Contó que todo comenzó en un contexto de incertidumbre y que fue la reacción del entorno médico lo que le hizo entender que estaba ante algo serio. “Tengo leucemia, está controlada”, dijo con firmeza, dejando en claro que su estado actual es estable.
La historia tuvo, además, un costado íntimo relacionado con la maternidad. “Creo mucho en Dios, pedía mucho por los chicos. Cuando sos mamá, es lo único que te importa”, confesó emocionada.
En ese momento, sus hijos todavía no sabían qué ocurría. “Ellos no sabían porque no se sabía todavía. Los más grandes se encerraron en un baño y no querían salir”, recordó sobre esa escena cargada de angustia familiar.
A partir de ese día, según contó, su forma de vivir cambió profundamente. “A partir de ahí empecé a viajar sin parar, a hacer lo que a mí me hace feliz, a lo que a los chicos los hace feliz. A pensar que también hay un destino, un propósito”, relató.
También habló sobre cómo este proceso la acercó nuevamente a vínculos que había dejado de lado. “Te recuerda mucho más las prioridades de la vida, me acerqué mucho más a mi papá, del que estaba alejada”, dijo.
En medio de ese sacudón personal, incluso su relación con objetos materiales tomó otro sentido. “Tengo una gran colección de bolsos, mi gran pasión. Los miraba y decía ‘cuándo los volveré a usar’. No les encontraba sentido. No me duró mucho porque me acabo de gastar una fortuna en bolsos”, dijo entre risas, mezclando dramatismo con humor.
Wanda también aprovechó el espacio para hablar de otro costado de su vida: su rol como representante en el mundo del fútbol. Allí dio un ejemplo concreto de su capacidad de negociación y visión estratégica. “Le conseguí un contrato tres veces el que estaba logrando un representante de fútbol y no llegaban a la cifra. Entonces les dije ‘quiero la cinta de capitán’, que eso me servía para después negociar como un sponsor, y eso lo pensé yo”.
Con esa frase, dejó claro que su lugar en la escena futbolística no fue ni es decorativo: ella misma tomó decisiones clave que impactaron directamente en la carrera de su entonces pareja.
Otro de los momentos más duros que atravesó fue su última separación. Sin dar nombres, habló de lo difícil que fue sostener todo mientras atravesaba su vida personal y profesional en Turquía.
“Me costó mucho mi última separación. Me costó salir de esa relación, muchos años; fueron tres años muy duros. A veces a los hijos yo les quiero tapar todo. Yo estaba mal, viviendo en Turquía, y sentía esa responsabilidad de ser la manager, a la que le habían pagado una muy buena comisión por haber llevado a ese jugador, y la que se está separando. Era muy difícil y mucha presión, y en ese momento yo no pensaba en mí”, cerró.