La interna libertaria sumó un nuevo capítulo tras los repudiables comentarios de Daniel Parisini, conocido como el Gordo Dan, sobre el senador Luis Juez y la condición de su hija Milagros. En medio de la ola de críticas, quien no se guardó nada fue Baby Etchecopar, que en su programa lanzó una catarata de insultos contra el militante digital cercano al oficialismo.

El conductor aseguró que lo sorprendió encontrar el mensaje en redes: "Me sorprendió encontrarme con un tweet, un X, de un hijo de put... llamado Gordo Dan. Un puerquito, no digo puerquito por la gordura, porque no lo conozco, sino por lo que nos enteramos de este pibe, que habla de la hija del Juez, una chica con capacidades diferentes”. Según Baby, lo más grave fue que el tuitero intentó borrar su mensaje: “Son cagones, dicen barbaridades y después las borran”.

Con la vehemencia que lo caracteriza, Etchecopar fue categórico: “No me digan que no es un nazi, porque creo que lo es. No me digan que no es un facho. La única palabra que lo define es hijo de puta, por meterse con una persona con discapacidad y con el dolor de un padre”.

El conflicto escaló rápidamente cuando el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, repudió públicamente los dichos de Gordo Dan, calificándolos de “inaceptables” y aclarando que no representan al Gobierno. Sin embargo, el tuitero redobló la apuesta y acusó a Juez de usar a su hija “para hacer política barata”, lo que profundizó la grieta interna.

En ese marco, Baby reclamó que Javier Milei debería exigirle a Parisini que pida disculpas: “Ya que no puede obligar a otros, que al menos lo obligue a este Gordo a pedir perdón”.

Aunque el senador prefirió no pronunciarse directamente, su hijo Martín utilizó sus redes sociales para cuestionar con dureza a los militantes libertarios: “En la política, como en la vida, no vale todo. Miserables aquellos que piensan que se puede usar lo más lindo que la vida nos dio para hacer política”.

El mensaje fue replicado por el propio Luis Juez, quien acompañó el repudio generalizado frente a un ataque que, además de encender la polémica, dejó expuesta la tensión entre el núcleo duro digital del oficialismo y la dirigencia política.