El magnetismo de Lady Di trascendía fronteras y protocolos, y también alcanzó a los pasillos del poder británico. Un nuevo libro del periodista Valentine Low reveló el momento en que la princesa de Gales conoció a Alastair Campbell, exsecretario de prensa de Tony Blair, ex Primer Ministros inglés, quien quedó “instantáneamente enamorado” de ella.

La escena ocurrió en septiembre de 1995, en los jardines de Hyde Park, donde Diana había cenado junto a Tony y Cherie Blair. Campbell esperaba en el auto para llevar al entonces líder laborista de regreso a la sede del partido, cuando Blair golpeó la ventanilla y lo sorprendió con una invitación inesperada: “Alguien quiere conocerte”. Ese alguien era Diana.

El encuentro fue breve, pero dejó una huella indeleble. Diana, con su calidez habitual, no dudó en elogiar al asesor político: confesó que desearía tener un jefe de prensa tan talentoso como él. Entre risas y un leve coqueteo, Campbell quedó desarmado. En sus diarios escribió después que la princesa era “absolutamente fascinante e increíblemente hermosa”.

Para sus colegas, aquella fascinación no pasó inadvertida. Jonathan Powell, jefe de gabinete de Blair, lo describió como “un poco enamorado”, mientras que otras figuras del Partido Laborista lo veían absorto, como un adolescente deslumbrado.

Alastair Campbell.
Alastair Campbell.

El flechazo no se apagó en ese instante. En enero de 1997, Diana volvió a coincidir con los Blair y Campbell en una cena en Hackney. Según Low, el ambiente fue incómodo: Blair no sabía si tratarla como amiga cercana o como a una dignataria extranjera, mientras Campbell continuaba hipnotizado por su encanto.

Hasta el final de la velada, la tensión se mantuvo. Diana despidió a Campbell con un apretón de manos y una risa espontánea que él jamás olvidó. “Me encanta su risa”, escribió en su diario, confirmando que el hechizo seguía intacto.

La relación de Diana con Tony Blair y su entorno político nunca estuvo exenta de matices. Blair la consideraba “cautivadora y con una poderosa inteligencia emocional”, pero también “decidida y manipuladora”. Sin embargo, fue precisamente Campbell, el hombre que quedó prendado de ella, quien ayudó a Blair a acuñar la frase que marcaría la posteridad: “la princesa del pueblo”.

Un homenaje escrito en el reverso de un sobre tras su trágica muerte en París, en agosto de 1997, y que terminó por sellar el mito eterno de Lady Di.