Los 6 políticos que ama la comunidad gay

La política es esa mesa interminable en la que todos opinamos, seamos expertos o simples curiosos. Y en estas semanas agitadas —con discursos en la ONU, encuentros con Donald Trump y debates en el Congreso que parecen una serie de Netflix con varias temporadas— quedó en claro algo que suele pasarse por alto: los políticos no solo gobiernan, también despiertan deseos. Sí, porque además de votos, algunos cosechan suspiros en sectores que uno no siempre imagina.

En una encuesta informal entre 15 hombres de entre 30 y 45 años, se armó un ranking inesperado: los políticos argentinos más atractivos para la comunidad LGBTQ+. Y, créanme, la lista tiene de todo: hegemonía, vibes de chico malo, daddy issues y hasta algún rock star.

Luis Petri, el indiscutido. El ministro de Defensa fue el nombre que se repitió casi por unanimidad. Casado con Cristina Pérez, Petri carga con esa aura de hombre “hegemonizado”: uniforme, disciplina y un aire de autoridad que, lejos de intimidar, genera morbo. En la comunidad gay, la fantasía de “jefe de las fuerzas” está más viva que nunca.

Santiago Caputo, el outsider sexy. No es funcionario formal, pero en la política argentina su nombre suena fuerte. Asesor de Milei y estratega en las sombras, Caputo combina soberbia con inteligencia. Apariciones medidas, vibra de chico malo y un halo de misterio que lo convirtieron en un imán de comentarios. Cada vez que aparece, alguien inevitablemente dice: “Che, qué lindo es”.

Martín Menem, el rockstar del Congreso. El presidente de la Cámara de Diputados despliega un aura diferente, difícil de encasillar. Sus modos y su estilo lo colocan en la categoría de “rockstar”: deseado, medido en sus apariciones, con un magnetismo que no siempre se explica, pero que se percibe al instante. Si la política fuese un escenario, él sería ese guitarrista que acapara todas las miradas sin pronunciar palabra. Nota del editor: este referente de LLA no solo despierta comentarios por su rol político, sino también por sus brazos y su físico definido, que suelen cosechar elogios.

Santiago Cafiero, el heredero con encanto. El ex canciller y actual diputado parece moverse en otro registro: el de la tradición política, con apellido fuerte, voz calma y porte clásico. Cafiero transmite esa mezcla de sensibilidad y temple que seduce a quienes buscan un político con encanto “serio” pero cercano.

Martín Guzmán, el académico inalcanzable. Ex ministro de Economía, profesor y autor en medios internacionales. Hoy, alejado del foco mediático, Guzmán conquista por otra vía: la del intelectual atractivo. Para muchos, el académico con papeles bajo el brazo y gesto concentrado es el verdadero crush.

Bonus track: José Luis Espert, el daddy liberal. Porque en todo ranking siempre hay lugar para los gustos maduros, aparece Espert. Economista filoso, amante de las frases contundentes, despierta algo en quienes encuentran seducción en el hombre de experiencia. El “daddy liberal” que no podía faltar.

Este ranking no pretende frivolizar la política, sino mostrar que la exposición pública transforma a los funcionarios en personajes de consumo cultural. No solo se los evalúa por sus discursos o decisiones, también por sus gestos, su imagen y, claro, su atractivo. Que un ministro o diputado termine en un top de “los más deseados” es, en el fondo, otra forma de medir el poder: el que no se vota en las urnas, pero se gana en las fantasías.