La animación japonesa lidera en reproducciones las plataformas de servicios de streaming como Netflix, Prime Video, Disney+ y HBO Max. Pese a que pueda creerse lo contrario, este tipo de contenido tiene una constancia mayor a la de cualquier otro producto.

Es que el anime ha experimentado un crecimiento significativo en popularidad en los últimos años, en el panorama global. Es por eso que gigantes de la industria del entretenimiento han apostado fuerte por él, convirtiéndolo en uno de los pilares de su plataforma. Según Netflix, más del 50% de sus suscriptores ven algún tipo de animación japonesa y la audiencia que consume anime se triplicó en los últimos 5 años, lo que equivale a más de 150 millones de hogares y aproximadamente 300 millones de espectadores.

Por otro lado, no existen fronteras a la hora de elegir contenido porque más del 70% de las horas vistas en su plataforma incluyen subtítulos o doblaje y, con respecto al consumo de contenido asiático, el 80% de sus abonados consumen contenido coreano. No es casualidad que haya 20 nuevos K‑dramas anunciados para este año, entre ellos los esperados El Juego del Calamar 3 y Resident Playbook.

En los últimos cuatro años, el porcentaje de espectadores de mercados angloparlantes que consumen ficción en otros idiomas creció un 24% y ya alcanza al 54% de los usuarios de Internet según Ampere Analysis, investigador de mercadeo en Londres.

El anime se caracteriza por su estilo visual distintivo; algunos ejemplos populares incluyen El Viaje de Chihiro, Akira, Dragon Ball y Pókemon. Aunque tuvieron su apogeo en la pandemia, hoy en día marcan tendencia por su narrativa: relatos complejos, desarrollo emocional y cuestionamientos filosóficos. Se han convertido así en fenómenos culturales, demostrando que su atractivo reside en la profundidad de sus historias.

No importa el esfuerzo de Disney o de Hollywood por conseguir reproducciones. El anime es el que manda para los usuarios.