En los últimos meses, una nueva tendencia comenzó a ganar fuerza en TikTok: personas no videntes se animan a crear contenido y a compartir su día a día en la plataforma. Lo que empezó como un espacio de expresión, se transformó en un fenómeno que sorprende tanto por la creatividad de los videos con relatos en primera persona como por el inesperado apoyo que reciben de miles de usuarios. 

Roberto Carlos Rivas, conocido en redes como Kaki, es un claro ejemplo de esta tendencia. Con más de 2.700 seguidores en TikTok, el ex campeón de TC comparte divertidos videos a su perfil donde se muestra jugando al tenis e incluso manejando en la playa. Su ceguera no es de nacimiento, sino producto de un tiroteo del cual fue víctima. Pero, lejos de rendirse, encontró en el deporte una fuente de motivación para seguir.

Kaki no solo practica deportes adaptados, sino que además es un usuario activo de redes donde sube videos en los que muestra su rutina y las dificultades que enfrenta a diario por su ceguera. Sus clips combinan demostraciones prácticas, explicaciones y relatos personales sobre los obstáculos cotidianos. Sus seguidores dejan sus comentarios, y él se toma el tiempo de revisarlos para responder uno por uno. 

Sandra Dajnowski, una arquitecta de 60 años, también es una usuaria activa de las redes sociales. Tras perder la visión de manera repentina a los 45 años, logró reconvertirse para seguir adelante con su vida. A su vez, comparte videos en redes sociales donde muestra como lleva su profesión a pesar de la discapacidad.

“Me reconcilié en muchos aspectos con la vida después de la ceguera y la arquitectura me ayudó mucho”, contó en una entrevista Sandra, quien trabaja con un socio que hace todas aquellas tareas que ella ya no puede hacer. En las redes sociales se mantiene muy activa, mostrando los avances de sus obras y compartiendo las charlas que brinda.

Sandra es arquitecta y una activa usuaria de las redes (@sandradajnowski)

Tanto Kaki como Sandra dejan en evidencia que las personas con discapacidad no solo tienen una vida plena, sino también el derecho a acceder a las mismas oportunidades que cualquiera. Y aunque las redes sociales muchas veces no resultan un espacio del todo “amistoso” para quienes conviven con una discapacidad, ellos logran derribar prejuicios y mostrar ese lado B que rara vez tiene visibilidad, especialmente en las redes.