“Me demandé a mí mismo”. La frase, dicha entre risas por Jorge Luna, parece un remate de su show Hablando Huevadas, pero es la síntesis perfecta de un caso real que mantuvo en vilo a la justicia peruana durante casi un año. El popular comediante terminó siendo víctima y victimario al mismo tiempo en un proceso insólito que, lejos de intimidarlo, alimentó su humor irreverente y lo transformó en material de stand-up.

La historia comenzó en octubre de 2024, cuando Indecopi notificó a la producción del programa sobre una denuncia presentada por el Ministerio de Cultura. El motivo: una publicidad de chocolates creado por el propio Luna y su socio, Ricardo Mendoza. En la pieza publicitaria, promocionaban un producto con la frase: “Dulce como Ricardo, marrón como Jorge”. A simple vista, parecía un chiste interno entre amigos; para las autoridades, en cambio, configuraba un caso de discriminación.

El problema escaló cuando, en el spot, uno de los personajes pedía al ingeniero de la fábrica que hiciera el chocolate “más marrón” y, a modo de broma, lo comparaba directamente con el tono de piel de Luna. “El Estado actúa de oficio y me protege como marrón, pero me acusa como el comediante que lo dice. Soy culpable y víctima del delito”, relató con ironía el propio Luna al recordar el inicio del proceso.

La publicidad que generó polémica. (Crédito: Instagram)
La publicidad que generó polémica. (Crédito: Instagram)

El caso rozaba lo absurdo: el Ministerio de Cultura se presentaba como defensor de Jorge Luna frente a… Jorge Luna. “O sea, yo no he hecho nada, pero al mismo tiempo hice todo”, bromeó el humorista durante una entrevista con Ricardo Pérez y Slobotzky, los conductores de La Cotorrisa. “Mi país me está protegiendo de la discriminación que yo mismo me propiné”, agregó, despertando carcajadas en el estudio.

Durante meses, el expediente avanzó con la misma seriedad que si se tratara de un conflicto entre dos partes distintas. En la práctica, era Luna contra Luna. “El Estado demandó a Jorge como victimario al él mismo ser la víctima”, resumió Slobotzky, a lo que otro de los comediantes presentes acotó entre risas: “Jorge se violó a sí mismo”.

La burocracia peruana no se caracterizó por su rapidez. Recién después de ocho meses, el Ministerio de Cultura comunicó que Luna quedaba absuelto de toda acusación. El propio humorista lo anunció en Hablando Huevadas con un despliegue teatral: cámaras que cambiaban de ángulo, tonos de voz distintos y hasta un falso careo entre “acusador” y “acusado”, todo protagonizado por él mismo.

La explicación del comediante víctima y victimario.

“Quiero mandarme un mensaje. Esto no se va a quedar así, voy a apelar. Porque lo que yo me hice no tiene nombre y ya me gustó este chiste. Quiero gastar más plata hasta encontrarme culpable de haberme discriminado a mí, y si es necesario ir a declarar en mi contra, lo haré”, ironizó frente al público, que estalló en risas.

Más allá del desenlace favorable, Luna nunca ocultó la incredulidad que le generó todo el proceso. En su estilo, prefirió parodiar a la justicia antes que victimizarse. “Te he escuchado decir que tienes plata, pues te voy a sacar plata. Prepárate, te va a caer todo el peso de mis abogados”, se dijo a sí mismo en una especie de sketch improvisado, para luego responderse: “Ni con todo el dinero que usted tenga me da miedo. Te espero con todo y abogados, no te tengo miedo, Jorge”.

El caso puso nuevamente en escena la delgada línea que Hablando Huevadas transita desde su creación en 2019. Con un humor provocador, lleno de referencias locales y bromas políticamente incorrectas, el programa no solo se convirtió en el más visto de YouTube en Perú, sino también en un constante generador de polémicas. Han sido acusados de burlarse de personas con discapacidad, de minorías sexuales y de personajes de la política local. En muchos casos, respondieron con la misma receta: ironía y chistes aún más filosos.

“Quiero agradecer al Estado del Perú que primero me inculpó, pero aceptó su error y me ha librado de esta acusación. Gracias, por fin tenemos un país que me merezco”, cerró Luna entre aplausos y risas.