Existe la posibilidad de que la evolución no requiera de millones de años como creíamos. O al menos es una probabilidad que arroja el reciente estudio científico que se llevó a cabo con perros que habitan en Chernóbil. Este contribuye a desmitificar la idea de que la radiación provoca únicamente mutaciones genéticas y demuestra que la adaptación puede ser un proceso más complejo.

La explosión del reactor 4 de la planta de Chernóbil generó el desastre nuclear más peligroso de la historia. Desde 1986 a hoy, los científicos continúan investigando las consecuencias de esta tragedia que contaminó más de 2.600 kilómetros cuadrados. Si bien los habitantes que sobrevivieron se vieron obligados a evacuar sus hogares, muchos animales quedaron viviendo en la zona abandonada.

Los perros que hoy en día deambulan por Chernóbil descienden en su mayoría de estas mascotas, motivo por el cual su historia genética es actualmente motivo de investigación. Para llevar a cabo el estudio que se publicó en Science Advance se analizó la genética de más de 300 perros que habitan en los alrededores de la central nuclear y en ciudades cercanas y el resultado fue más que sorprendente.

¿Perros inmunes al cáncer? El hallazgo que sorprende en Chernóbil
Chernóbil, a 39 años del desastre nuclear

El estudio científico, para el cual se recolectaron muestras de sangre de 302 perros entre 2017 y 2019, reveló que estos animales protagonizaron una rápida adaptación genética impulsada por la selección natural y el aislamiento poblacional. Lo que sorprende es que los cambios genéticos detectados no responden al patrón típico de daños inducidos por radiación, sino al resultado de una evolución acelerada. 

Al comparar aquellos animales que habitan junto a la planta nuclear con otros que viven más lejos, los científicos identificaron variaciones en más de 390 regiones del genoma. Los investigadores concluyeron que estas modificaciones están más asociadas a mecanismos adaptativos que a efectos mutagénicos directos. Lo que se creía que iba a evolucionar como deformación, terminó siendo un beneficio para su adaptación.

Una serie de investigaciones previas mostraron que los lobos que habitan estas zonas también han desarrollado una resistencia aumentada al cáncer, probablemente como resultado de procesos similares de selección natural. Si bien aún no se puede afirmar que sean completamente inmunes, tanto perros como lobos presentan una menor incidencia de la enfermedad y una mayor capacidad de supervivencia frente a ella.

Los científicos entendieron que estos hallazgos se pueden extrapolar fácilmente para poder analizar cómo los mamíferos podrían responder ante condiciones extremas en zonas contaminadas por desastres nucleares. Partiendo de esta base, se busca investigar otros aspectos como el sistema inmunológico y la presencia de parásitos y también buscan detectar patrones similares en otras especies.