El gobierno federal de Estados Unidos cerró este miércoles 1 de octubre de 2025 y marcó así el primer shutdown gubernamental en casi 7 años. Para entender qué significa esto y por qué es tan importante, es clave comprender algunos puntos básicos.

En el país norteamericano, el gobierno federal no puede gastar dinero sin la aprobación del Congreso. Cada año fiscal (que comienza el 1 de octubre), los legisladores deben aprobar un presupuesto o, al menos, una “resolución de continuidad”. Cuando no logran ponerse de acuerdo antes de la fecha límite, el gobierno se queda sin autorización legal para gastar dinero y debe cerrar la mayoría de sus operaciones.

Esto no significa que todo el país se paralice, sino que las agencias federales suspenden sus servicios no esenciales. Es como si una empresa se quedara sin presupuesto y tuviera que enviar a casa a gran parte de sus empleados hasta conseguir más fondos.

La crisis surge de un enfrentamiento político entre republicanos y demócratas sobre las prioridades de gasto. Aunque los aliados de Donald Trump controlan la Cámara de Representantes, en el Senado requieren al menos 60 votos para aprobar muchas medidas relacionadas con el presupuesto, lo que exige cooperación del otro partido. Algo que no sucedió.

De esta manera, cerca de 750.000 empleados fueron enviados a casa sin salario hasta que se resuelva la crisis, aunque históricamente han recibido pagos retroactivos cuando termina el cierre.

Servicios que siguen funcionando:

  • Fuerzas armadas y policía federal
  • Control de aeropuertos y fronteras
  • Hospitales federales
  • Pagos de pensiones y Seguridad Social
  • Servicios de emergencia

Servicios que se suspenden:

  • Parques nacionales y museos federales
  • Programas de asistencia alimentaria
  • Procesamiento de préstamos estudiantiles
  • Inspecciones de alimentos
  • Muchas oficinas administrativas

El presidente Trump ha adoptado una postura agresiva, viendo este cierre como una oportunidad estratégica. Ha declarado que puede "hacer cosas irreversibles" durante el cierre, incluyendo despidos permanentes de empleados federales y la eliminación definitiva de programas que considera innecesarios.

Esta es la tercera vez que el magnate preside un cierre de estas características, estableciendo así un récord para la nación. Su cierre más largo duró 35 días en 2018-2019 y costó 11.000 millones de dólares a la economía. Se estima que cada semana de cierre reduce el crecimiento económico en aproximadamente 0,15%.

Por otro lado, no hay fecha definida para el fin del cierre. Para que esto suceda, ambos partidos deben ceder en sus posiciones y llegar a un acuerdo. Los demócratas apuestan a que la presión pública forzará a los republicanos a negociar, mientras que Trump confía en que puede usar el cierre para lograr sus objetivos de recorte presupuestario.