Cómo es la vida en los destructores que apuntan a Venezuela
La rutina diaria de los marines y la tripulación a bordo de tres buques de guerra de Estados Unidos en alerta por Maduro
Estados Unidos está listo para la guerra en las costas de Venezuela. Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, admitió que la Armada estadounidense está preparada para "usar todo su potencial" y frenar el “flujo de drogas hacia su país” tras desplegar tres buques de guerra, submarinos y aviones. Los tres destructores están demasiado cerca del "objetivo" Maduro y están preparados para entrar en acción.
Ayer, parte de los 4.000 marines desayunaron con la alerta de la funcionaria de Donald Trump en los navíos de guerra USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson. Los profesionales de alto rendimiento ven a Nicolás Maduro como una amenaza y no descansan ni de día ni de noche. En este contexto, la infantería marina se prepara para el día D con una estricta rutina, sumada a la tensión de estar alerta las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Los marines ya no necesitan bajada de línea sobre que la dictadura de Maduro es "un cartel del narcotráfico". Lo escuchan a diario en las pantallas donde se ven noticieros de los Estados Unidos como si estuvieran en Alabama. Ante las posibilidades de que estalle el conflicto son cruciales los simulacros donde ponen en práctica lo aprendido en entrenamientos durísimos.
Por eso el gimnasio es una de las salas preferidas dentro de los buques. Los marines entrenan al fallo día a día, forzando al límite su cuerpo y entregando toda la energía antes del descanso. El reposo no es lo más importante para las máquinas humanas: en una habitación donde no entran dos personas paradas, duermen cuatro.
La operación militar no frena ante enfermedades. El aspecto higiénico dentro del buque es el más comprometido porque sin importar los gérmenes o infecciones de los marines, el deber llama a la puerta del dormitorio. Las inspecciones en los baños y los dormitorios no se negocian, porque todo tiene que estar ordenado y prolijo. Tres lavabos, una sola ducha y dos inodoros son suficientes para las mujeres a bordo.
Al igual que en una secundaria con comedor, los cocineros de los destructores proporcionan a la tripulación una bandeja de alimentos por comida. Se levantan a las 04:30 y comienzan a cocinar para darle de comer a más de mil personas las tres comidas del día: desayuno, almuerzo y cena.
No hay tiempo para la recreación. Los marines están siempre en alerta y conocen los protocolos en caso de hundimiento, un impacto inesperado o el acercamiento de un buque enemigo. La tripulación se acostumbra a los ruidos de los 4 motores que producen 40.000 caballos de fuerza, logrando impulsar una bestia de 150 metros a 50 km/h y sustentar el consumo eléctrico del barco, para todo la tecnología que llevan a bordo con un objetivo que no es un videojuego: la “caza” de Maduro