La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, anunció este martes un proyecto de ley que busca prohibir el acceso de los menores de 15 años a las redes sociales, en una medida que podría marcar un antes y un después en la regulación digital europea. La decisión, según explicó la mandataria ante el Parlamento danés, apunta a proteger la salud mental y el bienestar de los jóvenes, cada vez más afectados por el uso excesivo de los dispositivos electrónicos.

“Nunca antes tantos chicos y jóvenes han sufrido ansiedad y depresión”, declaró Frederiksen en su discurso de apertura del Folketing, el Parlamento nacional, en el que denunció que “los teléfonos móviles y las redes sociales están robándoles la infancia a nuestros chicos”. La primera ministra advirtió que “hemos liberado un monstruo”, en alusión al poder que las plataformas digitales ejercen sobre la vida cotidiana de los menores.

El proyecto, que será presentado formalmente en las próximas semanas, aún no tiene fecha de debate, aunque el gobierno busca que entre en vigor durante 2026. Según adelantó Frederiksen, la iniciativa incluirá la prohibición del uso de varias redes sociales a menores de 15 años, aunque los padres podrán autorizar el acceso a partir de los 13. “En las pantallas ven cosas que ningún niño o joven debería ver”, remarcó la líder socialdemócrata.

Las cifras que acompañaron su presentación reflejan el diagnóstico que el Ejecutivo danés considera alarmante: el 60% de los chicos de entre 11 y 19 años no ve a ningún amigo en su tiempo libre, mientras que el 94% de los adolescentes de séptimo grado (13 y 14 años) ya tiene un perfil en redes sociales. Para Frederiksen, esto demuestra una pérdida de socialización y una dependencia digital que “afecta la capacidad de concentración, la lectura y el desarrollo emocional”.

La ministra de Digitalización, Caroline Stage, respaldó la medida y fue contundente: “Hemos sido muy naives. Dejamos las vidas digitales de nuestros niños en manos de las plataformas, que nunca tienen el bienestar en mente”. Y agregó que este paso representa “un cambio de paradigma” en la política digital danesa: “Debemos pasar de una cautividad digital a una comunidad real”.

La propuesta de Copenhague no surge en el vacío. En febrero, Dinamarca ya había prohibido el uso de teléfonos celulares en todas las escuelas y actividades extracurriculares, luego de que una comisión gubernamental sobre bienestar infantil concluyera que ningún menor de 13 años debería tener su propio dispositivo móvil o tablet.

Además, Dinamarca sigue la tendencia de varios países que ya avanzaron en regulaciones similares. En Australia, el gobierno dispuso una restricción total del acceso a redes como Facebook, TikTok, Snapchat y YouTube para menores de 16 años. En Noruega, el primer ministro Jonas Gahr Støre también anunció que elevará la edad mínima para usar redes sociales de 13 a 15 años, admitiendo que será “una batalla cuesta arriba”, pero necesaria para proteger a los niños del poder de los algoritmos.

En el plano europeo, el debate sobre la “edad de adultez digital” también gana fuerza. En Grecia, el gobierno propuso en junio que la Unión Europea establezca un umbral común para evitar que los menores accedan a las redes sin el consentimiento de sus padres. Y en Rumania, el Senado aprobó esta semana una ley que fija los 16 años como edad mínima para usar redes sociales, exigiendo la autorización expresa de los padres para los menores de esa edad. “Los niños de Rumanía tienen derecho a ser protegidos en el mundo digital, no sólo en el real. La Ley de Adultez Digital no prohíbe, no censura, pero brinda a los padres las herramientas legales para proteger a sus hijos”, sostuvo la senadora Nicoleta Pauliuc, una de las impulsoras del proyecto.

La legislación rumana, que aún debe ser ratificada por el Congreso, impone además obligaciones estrictas a las plataformas tecnológicas: deberán aplicar filtros de edad, clasificar sus contenidos, proteger los datos personales de los menores y prohibir la publicidad dirigida a ellos.

En el caso danés, el Ministerio de Digitalización planea articular la futura ley con su estrategia de “soberanía digital”, un plan que busca reducir la dependencia tecnológica de los gigantes globales como Microsoft y Meta, y reforzar la autonomía del país en el manejo de sus datos.

Mientras tanto, el debate ya divide a la opinión pública. Organizaciones de padres y docentes celebraron la iniciativa como un “acto de responsabilidad política”, mientras que algunos expertos advierten sobre la dificultad de aplicar controles efectivos en un entorno digital globalizado.

En palabras de Frederiksen, el desafío es moral y urgente: “Proteger a nuestros hijos del daño digital no es una opción, es un deber”. Y, con ello, Dinamarca se suma a un creciente movimiento internacional que busca poner límites a la influencia de las redes en la infancia, un terreno que hasta ahora parecía sin regulación posible.