El primer vuelo de deportación con destino final a la Argentina bajo el operativo masivo impulsado por la administración de Donald Trump aterrizará en Ezeiza en las próximas horas. Se trata de un Boeing 767-300 de Omni Air International que tras despegar desde un aeropuerto no revelado en Estados Unidos hará dos escalas: Bogotá (Colombia) y Confins/Belo Horizonte (Brasil), antes de completar el tramo hacia Buenos Aires.

De acuerdo con los planes de vuelo registrados ante la autoridad brasileña y difundidos por portales especializados, la aeronave —identificada como OAE-3642— tiene prevista su llegada a Confins a las 19.30 (hora local), una escala de aproximadamente dos horas y un despegue rumbo a la Argentina a las 21.30. Con un tiempo estimado de poco más de tres horas, el arribo a Ezeiza se proyecta para los primeros minutos del jueves. Como toda previsión aeronáutica, los horarios pueden sufrir modificaciones.

A diferencia de traslados anteriores —cuando los argentinos expulsados volvían en vuelos comerciales acompañados por dos agentes hasta su entrega en Ezeiza—, esta vez el vuelo llega como parte de una “ola” de chárters dedicados a repatriaciones desde Estados Unidos hacia distintos puntos de América Latina. En el caso argentino, fuentes consultadas hablan de 16 connacionales a bordo, aunque el hermetismo alrededor de los listados es la regla y no hay un parte oficial con el número final. En términos regionales, la cifra de deportados argentinos suele ser menor a la de otros países sudamericanos y centroamericanos.

 (Crédito: IA)
(Crédito: IA)

El uso del aeropuerto de Confins como escala refleja la intensidad del puente aéreo migratorio en Brasil: una investigación del spotter Ricardo Morgan -especialista en documentar tráfico en ese hub- registró más de 1900 brasileños deportados en 21 vuelos desde comienzos de año a la semana pasada, con un promedio cercano a un vuelo semanal entre Belo Horizonte y Fortaleza. El movimiento hacia el Cono Sur replica, a menor escala, esa dinámica.

La Casa Blanca convirtió las deportaciones en un pilar de la agenda doméstica y promete acelerarlas con el refuerzo presupuestario del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a partir del 1° de octubre. Según el recuento oficial, ICE registró unas 200.000 expulsiones desde el 20 de enero —cuando Trump retomó el cargo— y el objetivo político para 2025 es ambicioso: acercarse al millón de salidas (unas 3.000 por día) combinando detenciones, “autodeportaciones” y coordinación con otras agencias federales. De hecho, el gobierno lanzó una campaña pública para desalentar cruces irregulares. En uno de los avisos, la titular del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, advierte en español: “Soy Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Advertencia: no entren a nuestro país ilegalmente. El viaje es peligroso y al final los atraparemos y los enviaremos de regreso”.

El despliegue tiene su correlato empresarial: compañías chárter como Omni Air International (Tulsa), GlobalX (Miami), Eastern Air Express (Kansas) o Avelo (Houston) incrementaron su facturación con contratos para vuelos de repatriación, un nicho que se expandió a medida que crecieron las operaciones de ICE y se ampliaron las plazas en centros de detención.

El Departamento de Seguridad Nacional define estos vuelos como mecanismos para repatriar extranjeros que violaron leyes migratorias: ingresos irregulares, estadías vencidas, condenas penales o consideraciones de seguridad nacional. Para América del Sur, el foco más voluminoso está hoy en Venezuela. En paralelo, Washington puso fecha de caducidad a la designación del Estatus de Protección Temporal (TPS) de 2021: vencerá el 7 de noviembre y, en un comunicado, el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) instó a sus beneficiarios a evaluar alternativas legales. “Si usted es extranjero y actualmente es beneficiario del TPS para Venezuela bajo la designación de 2021, debe prepararse para regresar a Venezuela si no tiene otra base legal para permanecer en Estados Unidos”, señaló el organismo, que también sugiere a quienes decidan salir usar la aplicación CBP One para agilizar trámites fronterizos.

En los consulados argentinos en Estados Unidos se detectó un incremento de casos respecto del año pasado, aunque no hay un consolidado público. En todos los escenarios, la rutina operativa es similar: notificación al consulado, verificación de identidad y documentación de viaje, coordinación con autoridades aeroportuarias y recepción en Ezeiza por parte de fuerzas y organismos locales. La Argentina, de todos modos, no aparece entre los países con mayor volumen de expulsiones.