K-pop: la fábrica coreana de ídolos que termina en tragedia
La industria del pop surcoreano creció de forma exponencial a nivel mundial en las últimas décadas. Pero, detrás del brillo y la fama, se esconde un sistema que exige perfección y deja cicatrices profundas en sus jóvenes estrellas.
En los últimos años, el K-pop alcanzó un gran auge en la industria del espectáculo, con artistas y bandas como BLACKPINK y ASTRO que captaron la atención global. Miles de niños y adolescentes en todo el mundo los admiran y sueñan con parecerse a ellos. Este fenómeno musical de origen oriental comenzó con el trío formado por Seo Taiji, Yang Hyun-suk y Lee Juno, quienes revolucionaron la escena surcoreana a principios de los noventa. A partir de ahí, el K-pop se transformó en una auténtica fábrica de hits, con una maquinaria que no dejó de crecer.
Sin embargo, existe una cara oscura de este éxito: la tasa creciente de suicidios entre jóvenes artistas. Aunque no se trata de un tema oculto, tampoco es uno que se aborde con profundidad o se intente revertir de manera efectiva.
Uno de los primeros casos fue el de Ahn So Jin, quien falleció el 24 de febrero de 2015 tras lanzarse por la ventana de su casa. Había sido expulsada del grupo April meses después de haber sido seleccionada. El 18 de diciembre de 2017, Kim Jong-hyun, líder de la banda SHINee, fue encontrado inconsciente en el hotel donde vivía en el exclusivo barrio de Cheong-dong, en Seúl. Tenía 27 años y dejó una carta desgarradora que decía: "Estoy roto por dentro. La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado, y no he podido superarla. Es increíble lo mucho que duele. Nadie está más atormentado ni debilitado que yo. Volverme famoso probablemente no era mi destino. Me dicen que por eso lo estoy pasando mal... ¿Por qué lo elegí?"
Otra víctima fue Kim Jin-soo, conocida artísticamente como Tany, quien murió en abril de 2018 en un accidente de tráfico poco después de admitir públicamente que padecía depresión. Tenía apenas 22 años.
En 2019 se reportó la muerte de Sulli, exintegrante del grupo f(x). Aunque la causa no fue confirmada oficialmente, todo apunta a un posible suicidio. Sulli había suspendido su carrera en 2015 tras recibir amenazas y ataques constantes en redes sociales, pese a contar con más de cinco millones de seguidores en Instagram.
La lista continúa con otros nombres, hasta llegar al más reciente: Wheesung, una figura reconocida del K-pop, fue hallado sin vida en su apartamento en Seúl a los 43 años.
El precio de la perfección
Muchos se preguntan cuál es el límite de la presión que enfrentan los artistas del K-pop para mantener una imagen perfecta en todo momento. También surge el interrogante sobre la salud mental de los fans más jóvenes: ¿es positivo que admiren a estrellas sometidas a niveles tan extremos de exigencia, cuando muchas de ellas terminan con un trágico final?
“Contratos esclavistas, ritmos de trabajo inhumanos, presión constante de empresarios y seguidores, y cirugías estéticas obligatorias forman parte del universo K-pop”, explican los críticos del fenómeno. A pesar de contar con fandoms en todo el mundo, sus ídolos deben afrontar estándares que los llevan a pagar un precio demasiado alto. Esta realidad también queda expuesta en programas como Blackpink Reality o BTS In the Soop, donde se vislumbra el detrás de escena de una industria que, aunque brillante en la superficie, es implacable por dentro.
No sorprende que Corea del Sur registre la tasa de suicidios más alta entre los países miembros de la OCDE, con 26 muertes por cada 100.000 habitantes en 2022. Tras los tres suicidios consecutivos ocurridos en el mundo del K-pop hasta 2019, un informe advirtió que el suicidio ya es la principal causa de muerte entre los 20 y los 43 años en el país asiático.
"Existe una grave crisis de salud mental en Corea del Sur", señala un estudio publicado por Recursos de Ayuda, que identifica los entornos de alta presión —desde el sistema educativo hasta el ámbito laboral— como factores clave. A esto se suma el desempleo, la falta de redes de contención para adultos mayores y una cultura que todavía estigmatiza profundamente los problemas psicológicos.
“Ser un ídolo del K-pop es como vivir bajo un microscopio”, afirma la Dra. Lee Soo-jin, psicóloga especializada en salud mental de celebridades en Seúl. “Cada aspecto de sus vidas queda expuesto al juicio público, y la presión por alcanzar la perfección resulta abrumadora”.
El periodista Rob Schwartz, corresponsal en Asia para la revista Billboard, coincide con esta visión. “Ser una celebridad en Corea del Sur implica enfrentarse a una presión mucho mayor que la que enfrentan las estrellas del pop en América del Norte o Europa”, expresó en una entrevista para la misma publicación.