Los espías rusos que residieron durante más de una década en el barrio porteño de Belgrano reaparecieron en público. Anya y Artem Dultsev —que en la Argentina vivieron bajo las identidades falsas de María Rosa Mayer Muños y Ludwig Gisch— protagonizaron un especial televisivo en Moscú en el que confirmaron su regreso al Servicio de Espionaje Exterior de Rusia (SVR) y revelaron detalles inéditos sobre su paso por Buenos Aires y otros países. El programa, de tono elogioso y difundido por el canal NTV bajo el título “Tango secreto al filo de la navaja”, mostró por primera vez a la pareja y a sus hijos hablando abiertamente de su vida como “durmientes”.

La trama detrás de los Dultsev salió a la luz en 2022 gracias a una investigación periodística de Hugo Alconada Mon, que reveló cómo la pareja había montado su fachada en la Argentina durante trece años. Desde entonces, el caso despertó preguntas sobre los mecanismos de control migratorio, la debilidad de las bases de datos civiles y la presencia de redes de inteligencia en el Cono Sur.

“Seguiremos ayudando”, afirmó Anya, al describir que hoy ambos se dedican a entrenar a nuevas generaciones de agentes rusos. Su esposo la secundó: “Lo primero que tuve que hacer fue conseguir los documentos. Eso lo hice bastante rápido”, contó, sin explicar cómo accedió a la ciudadanía argentina a partir de la identidad de una niña fallecida en 1947. El relato televisivo omitió deliberadamente los “trucos” que usaron para obtener pasaportes y sortear controles migratorios, pero dejó ver la estrategia central: convertirse en argentinos a través de documentos, vínculos sociales y una vida cotidiana que incluía casamiento porteño en 2015, recorridos por el país y la crianza de dos hijos nacidos en el Hospital Italiano. “Según la leyenda, nos conocimos en la Argentina”, añadió Dultsev, sin embargo, se habían casado realmente en Rusia, en el 2004.

El momento que Putín que recibió a la familia de espías rusos (Crédito: IA)
El momento que Putín que recibió a la familia de espías rusos (Crédito: IA)

El programa también reveló imágenes inéditas de la familia en El Calafate, posando sonrientes frente al glaciar Perito Moreno. Hasta entonces, los investigadores habían rastreado sus movimientos en varias provincias argentinas, pero no en Santa Cruz. Los hijos, Sophie y Daniel, aparecieron en cámara y respondieron en ruso, mientras sus padres insistían en que, aunque nacidos en Buenos Aires, se los consideraba “rusos”. Consultados sobre su futuro, los chicos contestaron al unísono: “Exploradores”.

Otro dato llamativo fue la mención al Mundial de 2018 en Rusia, donde —según contaron— viajaron por orden del “Centro”, nombre con el que se refieren al SVR. Allí combinaron vacaciones familiares con reuniones de gestión. Ese viaje, según sospechas posteriores, fue clave para que los servicios europeos detectaran inconsistencias: los Dultsev habrían ingresado con pasaportes diplomáticos rusos, y no con los documentos argentinos que solían usar.

El tono del especial fue marcadamente laudatorio. Incluyó la aparición del jefe del SVR, Serguéi Narishkin, y los agradecimientos de la pareja al presidente Vladimir Putin, quien les concedió la Medalla al Valor en 2023. “Sirvo a Rusia”, contó Anya que escribió en un papel al recibir la noticia.

Aunque el especial ruso buscó mostrar una historia de lealtad y éxito profesional, también confirma que los agentes que pasaron inadvertidos en Buenos Aires durante más de una década hoy forman parte del aparato oficial de espionaje ruso, entrenando a nuevos cuadros.