Un espectacular y fugaz robo conmocionó este domingo a París: un grupo de ladrones irrumpió en el Museo del Louvre y se llevó nueve piezas de la colección de joyas de Napoleón III y la Eugenia de Montijo. El golpe, ejecutado con precisión quirúrgica, duró apenas siete minutos y obligó a cerrar el museo más visitado del mundo por “razones excepcionales”, mientras avanza una investigación a contrarreloj.

“Se llevaron joyas de un valor incalculable”, reconoció el ministro del Interior francés Laurent Nuñez, que calificó el hecho como un “robo importante” y confirmó que se trató de un grupo “experimentado”. Según precisó, los delincuentes ingresaron por la fachada que da al río Sena —actualmente en obras— utilizando una plataforma elevadora sobre un camión, simulando ser obreros.

Una vez en el interior, forzaron una ventana y accedieron directamente a la Galería de Apolo, la sala donde se exhiben las Joyas de la Corona Francesa. “Los autores entraron en el museo utilizando una plataforma elevadora sobre un camión, forzaron una ventana y solo pasaron siete minutos en el lugar”, explicó Nuñez. Luego, cortaron los cristales con “una cortadora de disco” y huyeron en vehículos de dos ruedas.

La operación —rápida y silenciosa— dejó en evidencia que la banda había realizado un reconocimiento previo y conocía al detalle la seguridad del edificio. Horas más tarde, una de las piezas robadas, la corona de la emperatriz Eugenia, fue encontrada rota fuera del museo.

La Galería de Apolo es uno de los espacios más emblemáticos del Louvre: bajo su bóveda dorada, decorada por Le Brun y Delacroix, se exponen tesoros patrimoniales desde 1887. Entre ellos, el diamante Régent de 140 quilates, la corona de Luis XV de Francia engastada con cientos de piedras preciosas, y la joya imperial de Eugenia con 1.354 diamantes, 1.136 rosas y 56 esmeraldas.

Las autoridades informaron que el museo permanecerá cerrado durante 24 horas para preservar las huellas y pistas, y para permitir que la Brigada de Represión del Bandolerismo (BRB) y la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC) avancen con la investigación. La fiscalía de París abrió una causa por robo organizado y asociación delictiva.

“Todos los medios ya están siendo puestos en marcha para recuperar el botín”, informaron desde el Ministerio del Interior.

El asalto generó desconcierto entre los turistas presentes en el lugar y obligó a cerrar de inmediato las puertas y las calles cercanas. Videos difundidos en redes sociales mostraron escenas de confusión y largas filas mientras la policía acordonaba la zona.

El alcalde del centro de París, Ariel Weil, expresó su indignación: “Inevitablemente planteará problemas de seguridad a futuro. Está claro que estamos ante Arsène Lupin. Hasta ahora, fue un guión cinematográfico. Cuesta imaginar que sea tan fácil robar en el Louvre”. También calificó el hecho de “impactante” y alertó sobre la necesidad de revisar los protocolos de seguridad.

A estas críticas se sumó el adjunto a la Vivienda de la Alcaldía, Ian Brossant, quien recordó que los empleados del museo habían realizado una huelga el 16 de junio para denunciar la falta de personal de seguridad. “¿Por qué sus alertas no fueron escuchadas por la ministra? (la conservadora Rachida Dati)”, cuestionó públicamente.

No es la primera vez que el Louvre enfrenta un episodio de este tipo. El robo más célebre ocurrió en 1911, cuando la Gioconda (conocida popularmente como la Mona Lisa) desapareció durante dos años, sustraída por Vincenzo Peruggia, un exempleado que la escondió bajo su abrigo. También en 1983 fueron robadas dos piezas de armadura renacentista, recuperadas casi cuatro décadas después.

Las autoridades continúan con la búsqueda de los “tres o cuatro” sospechosos y analizan cámaras de seguridad internas y externas. Aunque se trata de una operación planificada y ejecutada con precisión, el hallazgo parcial de las joyas alimenta la esperanza de que el resto del botín pueda ser recuperado.