El capricho de Milei y los cambios en el Gobierno después del 26
Tuvo su Movistar Arena por decisión propia, pese a las advertencias. Enroques y cambios en el Gabinete tras la elección. El papel de los Caputo en el acuerdo con EE.UU.
Un breve viaje al pasado. En 2020, durante los primeros meses de pandemia en los que Alberto Fernández mostraba filminas y su imagen rozaba los 80 puntos de imagen positiva, sonó un teléfono. El consultor Rodrigo Lugones, hijo del actual ministro de Salud y socio-mentor de Santiago Caputo, llamó a su viejo amigo Juan Manuel Olmos, por entonces integrante de la mesa chica albertista. Basado en uno de los trabajos de investigación cualitativa de su firma, Move, Lugones le advirtió a Olmos sobre el punto débil del Gobierno del Frente de Todos que nadie tenía en el radar: “La gente está apoyando las medidas, pero ojo: si los políticos no las cumplen también, el golpe va a ser muy duro. Si se sienten traicionados, no lo van a perdonar”, explicó el consejero. Premonitorio. Lo que pasó después es por todos recordado: vacunatorio VIP y cumpleaños en Olivos. Y la imagen presidencial se fue al tacho.
Hay un hilo invisible que une aquel diálogo con la tormenta política que atraviesa hoy el gobierno libertario. En una sociedad a la que se le exige esfuerzo y adaptación permanente ante un brutal ajuste económico, cualquier gesto contradictorio de la dirigencia puede resultar perjudicial. Así se explican el impacto y la repercusión que tuvieron las denuncias por malversación de fondos y corrupción, con las presuntas coimas del caso Spagnuolo como ejemplo más notable. En una medición de esta semana de Jorge Giacobbe, uno de los principales conceptos con los que los encuestados asocian a Milei es “corrupto”.
Aunque no representa un escándalo de irregularidades ni nada por el estilo, el show del Movistar Arena puede generar niveles de rechazo similares. Un festejo en tiempos de crisis. Un gasto fastuoso en temporada de vacas flacas. Se intentó presentar como una excusa para reordenar a la tropa propia, para relanzar la campaña y para complacer a los más fanáticos militantes del mileísmo. Se quiso dibujar como una decisión estratégica, pensada, con objetivos concretos en materia de instalación en la agenda. La realidad es mucho más simple, como casi siempre. Lo que se vio el lunes pasado no fue más que otro capricho presidencial. Hubo integrantes de la “mesa política” que se animaron a preguntarle al Presidente si le parecía un buen momento para semejante exposición de autocelebración. Le insinuaron que podía tener algún costo en la sociedad. No le importó. “Ya sabemos que Javier es particular”, dicen. Es el eufemismo de moda en el oficialismo para hablar de su líder. Particular. Peculiar. Distinto. Disruptivo. Diferente. Excéntrico. Exótico. Las mil maneras libertarias para no llamarlo “loco”.
Las repetidas “particularidades”, mientras tanto, no dejan de sorprender siquiera a los aliados de turno. Le pasó a Rogelio Frigerio, a quien Milei le rechazó la invitación a un almuerzo en su visita a Entre Ríos. Un Presidente que vestía tres camperas ante los más de 30° que azotaban la provincia. Fue la primera de las tres paradas en la gira de provincias aliadas, que continuó con Mendoza y Chaco. El nuevo candidato estrella de LLA, Diego Santilli, tampoco pudo disimular el asombro el miércoles pasado cuando, a su lado, Milei saltó a la yugular de un periodista que preguntó con insistencia por el caso Espert. “¿Querés discutir el asesinato de Kennedy? Nosotros no fuimos”, contestó con pocas pulgas después de acusar a su interlocutor de “operdor”. Karina, la hermanísima, suele resumir los días de malhumor de Javier con una palabra: “Está intratable”.
Santilli fue autorizado para ocupar el primer lugar de la lista por la Cámara Nacional Electoral, luego del fallo adverso en primera instancia del juez bonaerense Alejo Ramos Padilla. De todas formas, en el Gobierno moderan expectativas respecto al resultado de la elección en la Provincia de Buenos Aires. Después del antecedente del 7 de septiembre, se conforman con morigerar la derrota. “Firmamos perder por un dígito, tiene que ser menos de 10 puntos”, asegura uno de los protagonistas. Y agrega: “Terminar cinco puntos abajo es para ir al Obelisco y dar la vuelta olímpica”. Las desventuras de Espert, cuya cara aparecerá en la boleta única, colaboraron con el pronóstico pesimista. La aparición de Santilli para protagonizar la campaña tuvo buena aceptación en el electorado antiperonista, según los sondeos iniciales que llegaron al despacho de Santiago Caputo y al entorno del “Colo”.
En la Rosada buscan compensar la derrota bonaerense con un buen resultado en la Ciudad de Buenos Aires, con Bullrich a la cabeza; otro en Mendoza, con una amplia diferencia ante el peronismo local; y pelear el primer puesto en Córdoba, territorio en el que disputan esa aspiración con Juan Schiaretti y le prenden velas a una buena performance de Natalia De La Sota para esquilar votos del exgobernador. En Chaco y Entre Ríos también aspiran a conseguir triunfos, aunque su peso en la matemática nacional es menor por la densidad poblacional y las opciones de Fuerza Patria, con Jorge Capitanich y Guillermo Michel, respectivamente, deberían ser más competitivas que en Mendoza. Luis Petri, candidato en la provincia vitivinícola, intenta convencer a Milei de cerrar la campaña en su territorio. Le promete a todo el espacio que será el lugar con mejor diferencia de votos para el Gobierno.
En su escenario ideal, LLA supera la barrera de los 35 o 37 puntos a nivel nacional y deja en segundo lugar a Fuerza Patria. Podrían consolidar así entre 97 y 100 diputados en la Cámara baja, si se contemplan los del Pro y los de Gobernadores aliados. La proyección la hizo el politólogo Gonzalo Taboada, de La Sastrería. La cifra es trascendental porque le garantiza al Gobierno el tercio necesario para defender vetos y evitar sorpresas legislativas. Cumplirían así uno de los pedidos específicos que llegaron desde Estados Unidos, reforzado en el último anuncio de Scott Bessent. El eterno anhelo de gobernabilidad. El eje destapa otro de los reiterados problemas libertarios: el inagotable juego de internas.
La llamativa declaración de Guillermo Francos sobre la condición de asesor externo de Santiago Caputo desorientó a varios. El Jefe de Gabinete, ostensiblemente cansado del tire y afloje constante a sus 76 años, sabe que hay actores del sistema que proponen al otrora monje negro de Milei como un posible reemplazo suyo. “Guillermo no se quiere ir a ningún lado, pero su voluntad es hacer lo que a él le parece que hay que hacer. Y que sea lo que tenga que ser”, describe un allegado. Hubo otra frase de Francos que lo hizo quedar en offside. En una entrevista con Ignacio Ortelli en Radio Rivadavia, desestimó que romper relaciones con China forme parte del acuerdo con Estados Unidos. Apenas unas horas antes, el propio Bessent había dicho lo contrario. Para disipar dudas, el Secretario del Tesoro compartió en su cuenta de X el recorte en el que habla del “compromiso de Milei para sacarse de encima a China”.
En las conversaciones con los referentes del Gobierno de Trump para habilitar el tan esperado swap de monedas, los dos Caputos aportaron su parte. Toto, desde Washington, hizo de las suyas con Bessent y Michael Kaplan, subsecretario de asuntos internacionales del Tesoro estadounidense. Santiago, desde su despacho en el informalmente rebautizado “Salón Parravicini” de la Casa de Gobierno, recibió en dos ocasiones a Barry Bennett, influyente consultor y estratega del trumpismo. El ministro de Economía argentino regresó al país y volverá a la capital de Estados Unidos para compartir la visita oficial de Milei al Salón Oval de la Casa Blanca, prevista para el próximo martes. Una novedad: Santiago viajaría un día antes, de manera anticipada, para ponerse al frente de una agenda de reuniones reservadas en el país del norte, pero se estima que no estará en la Casa Blanca.
A todas luces, el diagnóstico de Francos sobre la situación del asesor estrella es acertado. Y el propio Caputo lo sabe. Lo de jugar desde afuera parece insostenible. Tanto el Jefe de Gabinete como el asesor encararon, cada uno por su lado, los llamados con Gobernadores distantes para dilatar la sanción de la ley que modifica la implementación de los DNU. Los inscriptos en Provincias Unidas, los provincialismos de Neuquén y Río Negro y algunos peronistas dóciles como los de Salta (Sáenz) y Tucumán (Jalil) le hicieron un favor a la Rosada. Todos ejemplos que enfrentarán a los candidatos del gobierno nacional en la pronta elección.
Si prosperara la idea de formalizar el rol de Caputo, por supuesto, será después de ir a las urnas. Y dependerá de dos factores: el resultado y la voluntad de Milei. En cualquier caso, habrá una serie de cambios ya anticipados por el Presidente, que incluyen los reemplazos de los ministros que pasen al poder legislativo (Bullrich o Petri), algunas salidas de las que se habla hace mucho tiempo (Cúneo Libarona), un posible desembarco macrista (suenan Guillo Dietrich y Martín Yeza) y el relanzamiento general del Gobierno para el segundo tramo de la gestión. Las versiones proliferan, las autopostulaciones no faltan y las operaciones están a la orden del día. Sin embargo, es todavía una incógnita qué país tendremos después del 26 de octubre.