Guillermo Moreno se rindió frente a los productos chinos: “Ridículo"
En un video que se volvió viral, el exsecretario de Comercio examinó una linterna, una cinta aislante y un buscapolo
El ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, protagonizó una escena que rápidamente circuló en redes sociales: frente a una linterna, una cinta aisladora y un buscapolo de origen chino, terminó admitiendo lo que tantas veces negó en su gestión. Entre bromas, análisis técnicos y cálculos rápidos de costos, dejó una lección económica sobre la distancia que separa a la industria nacional de la manufactura importada.
La situación comenzó con un comentario aparentemente inofensivo. “¿Hicimos bien en comprar esto?”, le preguntaron, mientras desplegaban sobre la mesa los tres productos. La reacción de Moreno fue inmediata: “¡Hijo de p***! ¿Cuánto le pude haber pagado, a ver? Y acá dice 2000, boludo”. A partir de allí, lo que parecía una charla casual se transformó en un monólogo que combinó números y diagnósticos: “Si vos lo pagaste 2000, el tipo lo pagó 1000. Estas tres cosas las pagó 1000. Vos las pagaste 2000, el tipo se hizo 1000, menos de un dólar. Y entonces tiene que ser 30 centavos, menos de 30 centavos de dólar cada cosa de estas".
El ex funcionario se detuvo en cada detalle. La linterna fue objeto de una explicación técnica minuciosa: señaló el compartimento de las pilas, la forma de encendido y hasta el diseño óptico que concentra la luz. “Te hicieron una lupa inversa, digamos, ¿no? O sea, la parte cóncava que está acá, para adentro es convexa, para afuera es cóncava, entonces te concentra el rayo. Está bien hecho”, subrayó. Lejos de rechazar el producto por su origen, reconoció su calidad: “Está bien hecho todo, no tenemos nada que quejarnos".
La cinta aisladora tampoco escapó a su análisis. Moreno admitió que no se trata de un material de máxima resistencia, pero sí de una opción utilitaria: “No vayas a pensar que te va a aislar mucho, pero aislar, va a aislar. Para pegar, básicamente. Esto es cinta PVC finita”. La observación dejó entrever la paradoja: la industria local, tantas veces defendida por él mismo, difícilmente pueda competir contra un producto barato, funcional y de fácil acceso en un puesto del subte.
El momento más tenso, y a la vez más gracioso, llegó con la prueba del buscapolo. Con un tono paternalista, Moreno se ofreció a ser el “conejillo de indias”: “Lo voy a probar yo porque vos sos... acá que lo pruebo yo el buscapolo. Lo voy a probar, boludo, porque si yo ya estoy hecho, no sea cuestión que te mueras vos, pendejo.” La prueba fue exitosa y selló la demostración: “¡Funciona! Prendió. Funciona”.
Más allá del chiste, el trasfondo del episodio es político y económico. Moreno, que durante años impulsó políticas de sustitución de importaciones y controles de precios para proteger la producción local, terminó reconociendo con franqueza la magnitud de la competencia extranjera. “Esto no tiene nada que ver con el costo, eso no es hacer costo”, remarcó, subrayando que los precios de venta en la calle duplican el valor de origen, aun cuando la producción inicial es ínfima en dólares. “Nosotros mandamos materia prima y los chinos manufactura, ridículo”, cerró.