Alguien se le animó al jefe supremo y el sindicato de camioneros está que arde. En los últimos días saltó a la luz la mayor preocupación que pasa por la cabeza de Hugo Moyano: una posible estafa cercana a los 10 millones de dólares. Fue delante de sus ojos, durante años, y recién ahora se dieron cuenta. El tiempo pasa para todos.

El epicentro del escándalo es Mar del Plata, la ciudad favorita para el veraneo argentino, donde el gremio de choferes posee el Hotel 15 de Diciembre, un complejo inaugurado en agosto de 2006 durante un evento del que participó el por entonces presidente Néstor Kirchner. Casi 20 años después, alguien encontró que había un filtro por donde se escapaba el dinero que debería ir a las arcas del sindicato.

Según un informe de Clarín, Héctor “Yoyo” Maldonado, mano derecha de Hugo, lo llamó al jefe y le avisó que algo no cuadraba. En los libros contables del hotel había inconsistencias que solo responden a un fraude contable que ascendería a los 10 millones en moneda estadounidense.

Al enterarse de esto, Moyano, de 81 años, actuó rápido y las primeras medidas fueron separar al secretario administrativo, Claudio Balazic, y al Tesorero, Paulo Villega, quienes integraban el Consejo Directivo y además son los encargados de firmar los cheques en el sindicato, según informa el diario.

Pero eso no es todo. Alguien decidió que esto no quede en una investigación interna y llevó la denuncia a la Justicia. ¿Para qué?

Ahora, la causa cayó en la Unidad Funcional N.º 10 de Delitos Económicos de Mar del Plata, a cargo del fiscal David Bruna. ¿Qué significa esto? Que los libros contables del hotel pasaron a estar en manos del Poder Judicial y, de ser necesario, el fiscal podría avanzar para investigar números dentro del propio gremio. Error de principiante.

Mientras Moyano busca encontrar quién lo estafó, la propia Justicia ya está metida adentro de su sindicato, urgando por entender de dónde viene y hacia dónde va el dinero que allí se maneja.

Al mismo tiempo, del hotel fueron suspendidos un chef y el gerente, de quienes se sospecha que inflaron algunos números durante años para quedarse con un vuelto. Según Clarín, la sospecha de algunos de los popes es que esas cifras fueron desviadas para financiar un emprendimiento que ambos tienen por fuera del gremio.

Mientras la investigación interna avanza, la Justicia también, y no sería descabellado que en un futuro cercano los jefes de Camioneros deban dar la cara ante la Justicia para declarar en el marco de una causa que sacude el seno interno de su propio sindicato.