A pesar de los festejos en el búnker de Unión por la Patria en La Plata, la otra capital del peronismo vivía una escena muy diferente: Máximo Kirchner, doble jefe del PJ bonaerense y referente de La Cámpora, no pisó el epicentro de la celebración. En cambio, prefirió refugiarse en el departamento de su madre, Cristina Kirchner, en Constitución. Allí, entre corazoncitos y gritos de “Cristina libre”, recibió la victoria bonaerense con un sabor agridulce.

Ganó, sí: Fuerza Patria mantuvo su hegemonía en la provincia, dejó atrás a La Libertad Avanza y a Javier Milei. Pero el gesto simbólico no favoreció a Máximo: su ausencia del búnker lo transformó en “el otro gran perdedor” de la noche, mientras Axel Kicillof se abrazaba con intendentes y dirigentes en La Plata, capital política del triunfo.

En las semanas previas a las elecciones, Máximo había desplegado su agenda por municipios como Quilmes, Lanús y Hurlingham, transformando en presencial lo que su madre había hecho por teléfono. Pero no faltó la chicana política: en Quilmes criticó duramente a Kicillof por desfavorecer a ese municipio comparado con La Plata: “Ojalá el gobernador ponga la misma plata en Quilmes que pone en la ciudad de La Plata”, lanzó el 26 de agosto en un acto junto a Mayra Mendoza y Jorge Taiana.

Fue la guinda amarga de una disputa interna que ya venía calentándose: en abril pasado, Kicillof había decidido desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales —una jugada estratégica que Cristina consideró un error político—, y pese a ello la expresidenta terminó aceptando, en una tregua tensa, la agenda impuesta por el gobernador.

En resumen, Kicillof logró imponer sus términos y avanzar con su lógica territorialista y autónoma; con mucha fuerza para los intendentes. Y esa tensión queda graficada en la escena final: en La Plata, Kicillof celebró ante aliados y militantes, mientras al otro lado, en San José 1111, Cristina se mostraba aliviada y Máximo ocupaba un escenario íntimo, lejos del vértigo de la victoria.

El mensaje de Máximo contra Javier Milei (Crédito: Instagram)
El mensaje de Máximo contra Javier Milei (Crédito: Instagram)

Igualmente, Máximo también le dedicó un guiño público al presidente Milei vía redes: “Pediste sacar al pingüino del cajón y ahí lo tenés. Parece que el pueblo no cambia de idea, lleva las banderas de Evita y Perón”, posteó en Instagram. Irónico, casi provocador: derrotó a Javier Milei, pero quedó en evidencia el núcleo duro de la interna peronista.

Ganó la elección bonaerense, sí, pero perdió la pulseada simbólica. Mientras Kicillof capitalizaba el desdoblamiento y la gestión territorial, Máximo quedó relegado al balcón de la casa de Cristina, con el microclima familiar como refugio. El triunfo bonaerense fue compartido, pero en la escena política quedó claro quién llegó a celebrar más fuerte y más cerca del poder.