En medio de una semana atravesada por definiciones políticas, Javier Milei tomó una decisión que llamó la atención tanto en los medios como en el mundo político: canceló su participación en Más Nación, el programa conducido por Luis Majul. Lo curioso no fue tanto la baja de último momento, sino la reacción del propio periodista, que, lejos de criticarlo, celebró la jugada estratégica.

“Les voy a decir algo más: mañana estaba comprometido a venir el presidente Milei acá al piso de Más Nación y tomó la decisión de no venir. Para mí, como periodista, como productor periodístico, digo: ‘Qué macana’, pero desde el punto de vista de la estrategia política, me parece que es correcto”, dijo Majul al aire el martes por la noche, dejando en claro que entiende la lógica detrás de la decisión.

El presidente tenía agendada la entrevista para este miércoles. Sin embargo, en el tramo final de la campaña, su equipo optó por blindarlo ante cualquier aparición que pueda exponerlo a preguntas incómodas. “Porque cualquier pregunta que no pueda responder o que lo lleve atrás, más allá de la campaña, sería poco inteligente”, agregó Majul, sintetizando lo que para muchos es una de las claves de la estrategia electoral oficialista: el silencio selectivo.

Majul contó que Milei no va a ir a su programa (Crédito: LN+)

La decisión de Milei no se da en el vacío. Llega en una semana marcada por distintos frentes abiertos para el Gobierno: desde la denuncia por presuntas coimas de diputados libertarios en Tierra del Fuego, hasta las repercusiones del vínculo entre José Luis Espert y Fred Machado, pasando por la polémica en torno a Lorena Villaverde.

En ese contexto, cualquier entrevista abierta con preguntas no pactadas implica un riesgo político. En términos estrictamente electorales, una frase mal dicha, un gesto incómodo o una respuesta ambigua puede transformarse en material explosivo en la recta final de campaña.

No es la primera vez que Milei esquiva entrevistas incómodas. A lo largo de su campaña y posterior presidencia, seleccionó cuidadosamente los escenarios donde habla, muchas veces privilegiando actos partidarios, transmisiones propias o medios afines. La lógica es evitar errores no forzados que puedan alterar el rumbo electoral en un momento delicado.

La escena tuvo, además, un costado anecdótico. Mientras Majul explicaba al aire por qué Milei había decidido no asistir, Cristina Pérez intervino: “¿Mañana cumple años o no el presidente?”. “Además, mañana cumple años, ¿no? Eso podría ser una justificación”, respondió Majul, entre risas. Un detalle de color que no altera la lectura política de fondo: la prioridad no era el cumpleaños, sino el control total de la agenda.

La ausencia en un programa de alto perfil como el de Majul, que suele funcionar como un espacio para instalar mensajes políticos, revela más de lo que parece. No es un desplante a la prensa, sino una táctica electoral: menos exposición, menos riesgos, más control.

Mientras los escándalos se acumulan, el presidente evita dar explicaciones públicas y refuerza un blindaje mediático que —de momento— parece formar parte central de su estrategia. Y que incluso algunos periodistas, como Majul, no solo entienden, sino que celebran.