En medio de la crisis política que atraviesa Estados Unidos y el acuerdo financiero impulsado por la Casa Blanca con Argentina, el nombre de Elizabeth Warren irrumpió en el debate argentino. Con un solo tuit, la senadora demócrata por Massachusetts se convirtió en una de las principales voces críticas de la operación de 20.000 millones de dólares promovida por Donald Trump y respaldada por el secretario del Tesoro Scott Bessent.

“Trump envió 20.000 millones de dólares para rescatar a su amigo en Argentina y enriquecer a los fondos de cobertura, no a las familias estadounidenses. Ahora Trump celebra resultados electorales extranjeros mientras nuestro propio gobierno está cerrado. ¿‘America Firts’? Ni cerca”, escribió Warren en su cuenta oficial de X.

El tuit contra Elizabeth Warren (Crédito: X)

La frase resonó en Washington y también en Buenos Aires. No solo porque pone en discusión el préstamo, sino porque abre un frente político con el propio presidente estadounidense y, de manera indirecta, con su aliado en América Latina: Javier Milei.

Warren no es una senadora más. Abogada, profesora de derecho y especialista en bancarrotas, construyó su carrera política como una de las principales críticas al poder financiero de Wall Street. En 2013 llegó al Senado por el Partido Demócrata y, desde entonces, se consolidó como una de las referentes progresistas más influyentes, junto a figuras como Bernie Sanders.

Se hizo conocida por impulsar regulaciones financieras más estrictas, por denunciar la concentración económica y por su defensa de los sectores más vulnerables de la clase media trabajadora estadounidense. Durante la presidencia de Barack Obama fue una de las impulsoras de la creación de la Consumer Financial Protection Bureau, un organismo destinado a proteger a consumidores frente a abusos de bancos y grandes corporaciones.

En 2020 compitió en las primarias presidenciales demócratas y, aunque no logró la nominación, su discurso contra la desigualdad económica fortaleció su perfil nacional. Hoy, a sus 76 años, es una de las voces más potentes en el Congreso contra la administración Trump.

El detonante de este enfrentamiento fue el anuncio de un acuerdo de 20.000 millones de dólares entre Estados Unidos y Argentina para estabilizar la economía local. Se trata de un “currency swap”, un intercambio de divisas, que el Tesoro norteamericano presentó como una jugada estratégica para fortalecer la relación con Buenos Aires y consolidar a Milei como aliado en la región.

Warren considera que este tipo de medidas “enriquecen a los fondos de inversión y a los aliados políticos de Trump” a costa de los contribuyentes estadounidenses. Por eso, presentó un proyecto de ley titulado “No Argentina Bailout Act” (Ley para impedir el rescate de Argentina), con el objetivo de frenar la operación. La respuesta del gobierno no tardó en llegar. Scott Bessent, secretario del Tesoro y uno de los hombres de máxima confianza de Trump, salió al cruce directamente en redes sociales:

“Elizabeth Warren debería avergonzarse por intentar arruinar una vida mejor para los ciudadanos más vulnerables de un valioso aliado de EE. UU. En lugar de eso, debería enfocarse en los trabajadores estadounidenses y votar para reabrir el gobierno ahora”, publicó en X.

El mensaje no solo defiende el préstamo, sino que busca enmarcarlo como un gesto geopolítico: reforzar la alianza con un país estratégico y mostrar liderazgo internacional. El oficialismo estadounidense intenta instalar la idea de que la oposición demócrata, con Warren a la cabeza, está bloqueando iniciativas que beneficiarían a aliados y también a Estados Unidos en el tablero global.

Aunque Warren no mencionó directamente al presidente argentino, su referencia a “el amigo en Argentina” apunta sin rodeos a Javier Milei, que desde su llegada al poder ha cultivado una relación cercana con Trump y con el ala más dura del Partido Republicano. La operación financiera fue presentada por la Casa Blanca como un apoyo directo a su gestión.

En ese contexto, las declaraciones de Warren no son solo un gesto interno de oposición política en Washington: tienen impacto directo sobre Argentina y podrían influir en el desarrollo de la operación financiera, que aún debe atravesar instancias legislativas y administrativas.

La senadora demócrata se ha enfrentado a Trump en múltiples terrenos: impuestos, salud, regulación financiera, política exterior. Ahora, su nombre también aparece ligado a la agenda económica argentina, no por afinidad, sino por oposición.