Trajes a la basura y camperas regaladas: todo sobre el look de Milei
El presidente, asesorado por su hermana, llama la atención por su estilo, que difiere del de otros mandatarios.
“El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios... pero hay una cosa que no puede cambiar, de look”. Al menos así terminaría la frase de la película El Secreto de sus Ojos si se aplicara a Javier Milei. El mandatario que llamó la atención por su estilo cuando era panelista e invitado de cuanto porgrama había en la TV abierta, sigue manteniendo algunas características de su imagen.
A la hora de vestirse, algo que siempre lo marcó fue el hecho de usar demasiado abrigo, sin importarla temperatura del ambiente, y por eso el último año se lo ha visto lucir con orgullo una campera de YPF. Fue en una entrevista con Alejandro Fantino que lo contó la primera vez: “Mi tipo de vida es super austero. ¿sabés cómo estoy vestido todos los días en Olivos? Con unos mamelucos que me regaló Marín, de YPF”. Luego, empezó a mostrarse en público con ellos.
En una de sus últimas apariciones, lucía una campera de Allen and Company. ¿De dónde la sacó? De la Conferencia de Sun Valley de la que participó en julio de 2024 en Washignton. Y la lista sigue.
Este lunes se conoció que en la declaración patrimonial su patrimonio alcanzó los 206 millones de pesos, un crecimiento de más del 60% con respecto al período fiscal anterior, aunque la mayoría de la suba se explica por la suba del tipo de cambio y sus ahorros en dólares. La inversión en camperas no se especificó, pero por lo visto se mantiene en cero.
Un detalle no menor es que personas del entorno del presidente han revelado que quien sí se atrevió a intervenir en los looks de Milei fue “El Jefe”. Karina abrió de par en par el armario de su hermano y de allí tiró a la basura todos los trajes negros a rayas que estaban colgados. Aquellos con los que el por entonces economosita se paseaba por los estudios de América y Crónica, discutiendo sobre Keynes o bailando junto a Daniela.
Los trajes a rayas se fueron, pero las camperas no. Incluso, muchas veces se lo ha visto luciendo un saco por encima de la campera. Tal vez sea para tapar el chaleco antibalas que protege su pecho en eventos públicos. O tal vez sea por una costumbre que le quedó de cuando convivía con sus cinco perros en un departamento de Caballito y lo usaba para taparse el olor quele impregnaban los caninos. Incluso algún que otro vecino ha recordado aquel tiempo en el que había quejas en el consorcio por el vaho que quedaba en el ascensor cuando sacaba a pasearlos.