La Ciudad de Buenos Aires ya ha detectado el próximo gran problema a resolver. Para fortuna de los habitantes del distrito más rico del país, la vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio, reveló en redes sociales que ya se está diagramando un plan de contingencia para prevenir los desastres que se avecinan por culpa de ¿los delincuentes? ¿el tránsito? ¿los alquileres? No, los perros.

Según la presidente de la Legislatura Porteña, organismo que sesionó dos veces en lo que va del año, los focos deben estar puestos en controlar la cantidad de pichichos que existen en CABA. Es tal la importancia de esta “problemática” que aseguró que se trata de una “Cuestión de Estado”.

Según los datos del Indec, la población canina actual se encuentra cerca de los 500 mil ejemplares, 50 mil más que hace 10 años. En la proyección realizada, se observa que para 2035 el número ascenderá hasta los 900 mil. Motivo por el cual Clara Muzzio ya trabaja para evitar conflictos futuros y llevar tranquilidad.

La dirigente del PRO dejó en claro que este crecimiento exponcial debe ser atacado como un problema de “gasto público, salud y seguridad, impacto ambiental y transformación social”. En este sentido, alertó: “Esto implicará gestionar el doble de excrementos en las veredas, el doble de orina en fachadas, y sostener costosos programas públicos de vacunación y castración. También podrían duplicarse las mordeduras y aumentar a niveles críticos la presión de los perros sobre los espacios públicos destinados exclusivamente a las personas, en especial a los niños”.

Muzzio comparó además este índice con el de natalidad, que viene en caida hace años. Tal vez en un futuro sea necesario entonces transformar los jardines de infantes en corrales caninos y las salas de maternidad en Buenos Aires.

El contraste entre perros y bebés (@claramuzzio)
El contraste entre perros y bebés (@claramuzzio)

Los terribles problemas que causarán los perros en CABA

Salud y seguridad: en Argentina se registran más de 52.000 mordeduras de perros al año, y la cifra sigue en aumento. Los niños son las principales víctimas. A esto se suman enfermedades zoonóticas y uso de guardias y hospitales por incidentes relacionados. 

Gasto público y presión sobre el sistema: más perros significan más recursos destinados a vacunación, castración, captura y cuidado de perros abandonados que crecen en relación al aumento de la población, además de infraestructura específica para su control. 

Impacto ambiental: la sobrepoblación canina afecta la limpieza y la calidad ambiental de las ciudades, al duplicarse, la situación empeora proporcionalmente. 

Transformación social: el auge de la “humanización” de las mascotas y el cambio demográfico, menos niños y más animales de compañía, están modificando la vida urbana y exigen nuevas políticas públicas.