Donald Trump cumplirá una de sus más ambiciosas ideas: la Casa Blanca tendrá su propio salón de baile, una obra de USD 200 millones que comenzará a construirse en septiembre y que será financiada por el propio mandatario y donantes privados no identificados. El nuevo espacio tendrá 8.400 metros cuadrados, capacidad para 650 personas sentadas y estará listo antes de que finalice su segundo mandato en enero de 2028.

El salón se ubicará en el ala este de la residencia presidencial —actual sede de las oficinas de la primera dama— y contará con detalles de alto impacto visual: candelabros de oro y cristal, columnas corintias doradas, un techo ornamentado con incrustaciones de oro y pisos de mármol ajedrezado. Tres grandes ventanales ofrecerán vista al jardín sur, junto a una nueva asta de bandera, otro agregado del presidente republicano.

"Siempre dije que iba a hacer algo con el salón de baile. Deberían tener uno. Será un gran legado", aseguró Trump. El proyecto, liderado por McCrery Architects, replicará el estilo neoclásico de la mansión ejecutiva, pero con una impronta inspirada en Mar-a-Lago, la opulenta propiedad de Trump en Florida.

Donald Trump construirá un lujoso salón de baile en la Casa Blanca. Crédito: Casa Blanca
Donald Trump construirá un lujoso salón de baile en la Casa Blanca. Crédito: Casa Blanca
Donald Trump construirá un lujoso salón de baile en la Casa Blanca. Crédito: Casa Blanca
Donald Trump construirá un lujoso salón de baile en la Casa Blanca. Crédito: Casa Blanca
Donald Trump construirá un lujoso salón de baile en la Casa Blanca. Crédito: Casa Blanca
Donald Trump construirá un lujoso salón de baile en la Casa Blanca. Crédito: Casa Blanca

Trump ya había propuesto esta construcción en 2010, durante la presidencia de Barack Obama, a quien le ofreció financiar un salón similar por USD 100 millones. La Casa Blanca en ese entonces ignoró la propuesta. Ahora, con el respaldo del Servicio de Parques Nacionales, el Servicio Secreto y la Oficina Militar, el proyecto avanza con el objetivo de poner fin al uso de carpas temporales en los eventos oficiales, consideradas “antiestéticas” por la portavoz Karoline Leavitt.

“Durante 150 años, distintas administraciones anhelaron un gran espacio para recepciones. Finalmente, lo tendrán”, concluyó Leavitt, quien también detalló que el nuevo salón de baile de Estado no solo ampliará la capacidad de la Casa Blanca, sino que también dejará una huella del estilo de Trump en la historia arquitectónica de Estados Unidos.