La Cámara del Crimen confirmó el procesamiento de un hombre que inventó el robo de su Renault Logan. Todo se supo cuando los videos de la Policía lo desmintieron de manera contundente.

El 9 de agosto de 2024, Castro llegó a la Comisaría Vecinal 12 C para denunciar que le habían robado el auto en Caballito. Aseguró que lo había estacionado sobre la calle Rojas y que, al regresar una hora después, ya no estaba. La escena era típica de un delito urbano, pero con el correr de los días todo se transformó en un bochorno judicial.

Tres jornadas más tarde, el 12 de agosto, el mismo denunciante volvió a la comisaría. Esta vez aseguró que lo había encontrado “de casualidad”, intacto, en la intersección de Martín de Gainza y Ortega. Explicó que había salido a buscarlo el día 11 y lo halló estacionado, sin daños ni faltantes.

El problema fue que, para entonces, la Policía de la Ciudad ya tenía en sus manos imágenes que lo complicaban: el 10 de agosto, es decir, un día antes de su supuesto hallazgo, las cámaras de seguridad habían registrado al Renault Logan circulando en dirección a su propio domicilio.

La contradicción fue lapidaria. En un fallo firmado el 18 de agosto de 2025, la Sala I de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional ratificó el procesamiento de Castro por el delito de “falsa denuncia” (art. 245 del Código Penal). Los jueces Pablo Guillermo Lucero y Mariano Scotto coincidieron en que su relato “carece de verosimilitud” y que las pruebas objetivas —registros fílmicos y pericias— demostraron que sabía perfectamente dónde estaba el vehículo.

“Esto es, proporciona una versión que incluye una búsqueda del rodado que no existió y la corroboración de su estado, cuando también sabía —aun tomando como cierta su versión— que nunca había salido de su esfera de custodia. Además, recién ante la evidencia reunida en su contra ofreció una explicación alternativa”, señala el fallo.

El expediente, caratulado CCC 46018/2024/CA1, desnuda con crudeza la maniobra: un robo inventado, un relato improvisado y un final cantado. La justicia entendió que no se trató de una confusión, sino de un intento deliberado de engañar al sistema.