Un óleo oculto durante más de siglo y medio en una residencia francesa reescribió un capítulo inesperado de la historia sanmartiniana. Se trata de la única pintura europea que retrata al general José de San Martín, realizada por el artista francés Adolphe D’Hastrel, y que permaneció en poder de la familia del pintor hasta que fue donada a la Argentina por el psicoanalista y coleccionista Horacio Amigorena, radicado en París desde su exilio.

El cuadro, que permaneció guardado por más de 150 años, fue entregado oficialmente el 29 de septiembre de 2023 a la Embajada Argentina en Francia, en una ceremonia encabezada por el embajador Ian Sielecki, con la presencia del propio Amigorena y del director de la Galería Argentina, Eduardo Carballido. El transporte, a cargo de Sotheby’s, fue costeado por el donante, quien a sus 90 años insistió en que la obra no quedara “olvidada en un depósito”.

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(Crédito: X de Clarín)

“Quiero que se lo lleven. Pero tampoco quiero que lo lleven y pongan en el depósito del Museo Nacional de Bellas Artes. Porque eso sería un destino deshonroso”, pidió Amigorena en diálogo con Clarín.

Por ahora, la pintura se encuentra en el despacho del embajador Sielecki, a la espera de ser trasladada por valija diplomática al Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires, el destino que el coleccionista eligió. El director del museo, Hugo Pontoriero, ya imagina una presentación oficial en el Palacio Errázuriz, donde alguna vez vivió Eva Perón. “Es un cuadro iconográfico, de historia finalmente... D’Hastrel es una gran firma... hay un retrato adentro del mismo retrato, lo cual lo hace todavía más interesante y más curioso”, explicó.

El óleo —de apenas 63 por 49 centímetros— representa una escena íntima: una joven de hombros descubiertos, sentada frente a una mesa cubierta por un mantel rojo, escribe una carta. A su alrededor, flores, un espejo ovalado y un tintero. Pero lo que transforma la obra en una rareza es el retrato colgado en la pared del fondo: el rostro del Libertador, con la inscripción “San Martín”.

El propio D’Hastrel fue un militar y artista nacido en Alsacia en 1805. Sirvió en la marina francesa y viajó al Río de la Plata durante el bloqueo franco-británico de 1838, donde ejerció como comandante de la isla Martín García. Además de sus funciones militares, registró en acuarelas y litografías la vida cotidiana rioplatense. Su célebre álbum El Plata es considerado una de las compilaciones visuales más completas del período.

La historia del cuadro se entrelaza con la del propio Amigorena, quien partió de la Argentina durante la dictadura de Onganía tras los “Bastones Largos”. En París formó familia, se dedicó al psicoanálisis y desarrolló una pasión por el arte. Su vida, como la de San Martín, también estuvo marcada por el exilio.

El hallazgo fue casual. En una subasta parisina, descubrió el óleo de D’Hastrel y lo adquirió. Luego inició una pesquisa sobre su procedencia y la identidad de la joven retratada, que aún permanece envuelta en misterio. Una descendiente del pintor le confesó: “La joven es ‘la petite amie’ del general”. Esa frase —la amante, en francés— despertó un sinfín de hipótesis.

¿Podría tratarse de Mercedes, la hija del Libertador? ¿De alguna nieta? Las cronologías no coinciden. La mujer anónima parece encarnar otra historia: la de una vida sentimental de San Martín poco explorada, la de sus amores fuera de la patria y más allá de la historia oficial.

En diálogo con este medio, Amigorena reflexiona: “San Martín es como alguien que no hay que tocar. El héroe debe ser alguien recto, sin hijos naturales, sin aventuras. Es muy recientemente que todo eso aparece, y tanto mejor, ¿no?”.

Su interés no es casual. “Yo creo que en toda la historia argentina hay tabú. La sexualidad era muy libre y al mismo tiempo muy reprimida. Todo se ocultaba. Y también eso forma parte de nuestra historia”, explica el psicoanalista, quien ve en este cuadro un espejo simbólico del propio Libertador: la figura pública convertida en mito y el hombre privado que el tiempo prefirió silenciar.

Hoy, el óleo espera su viaje final hacia la Argentina, 150 años después de haber sido pintado. Cuando arribe, se exhibirá en el Museo Nacional de Arte Decorativo, donde se proyecta una ceremonia con las más altas autoridades culturales.

“Es un privilegio poder contar con una obra que tiene tanta historia y que representa a la Argentina de distintas maneras. El retrato del general San Martín en segundo plano es quizás un reflejo simbólico de que siempre está ahí mirándonos, protegiéndonos con su guía simbólica”, señaló el embajador Sielecki.