Día del Rey: tradición política y elegancia real en los Países Bajos
El rey Guillermo Alejandro celebró su día con un acto cargado de solemnidad, mientras la familia real neerlandesa deslumbró con looks de alta costura.
El tercer martes de septiembre es una fecha marcada en rojo en el calendario neerlandés: el Prinsjesdag, una de las jornadas más solemnes e importantes de la vida institucional de los Países Bajos. Este día, el rey Guillermo Alejandro se dirige al Parlamento reunido en sesión conjunta con el famoso Discurso del Trono, donde anuncia las líneas políticas y económicas que guiarán al país durante el nuevo curso.
Más allá de la política, el Prinsjesdag es también un espectáculo de tradición y celebración monárquica. La familia real se traslada en la emblemática carroza de cristal desde el palacio de Noordeinde hasta el lugar de la sesión parlamentaria, un recorrido que conecta a la ciudadanía con la historia de la Casa de Orange. Tras la ceremonia, el regreso al palacio se corona con el saludo desde el balcón, un momento esperado tanto por neerlandeses como por seguidores de la realeza en todo el mundo.
El Prinsjesdag se remonta al siglo XVIII, cuando se realizaban celebraciones en torno a los príncipes de la Casa de Orange. Sin embargo, adquirió su forma moderna tras la creación del Reino de los Países Bajos en 1814. Desde la reforma constitucional de 1848, el discurso del rey pasó a ser un acto protocolario que refleja el equilibrio entre monarquía y democracia parlamentaria.
Esta tradición encarna la idea de que la monarquía neerlandesa no es solo un símbolo, sino también un puente entre la historia, las instituciones y la sociedad. Cada año, miles de personas se congregan en La Haya para presenciar el paso de la carroza y el despliegue de solemnidad que acompaña a la familia real.
Aunque el centro del día es político, el Prinsjesdag también se convirtió en una vidriera de la elegancia y el estilo de la reina Máxima y sus hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane.
La reina Máxima apostó por la espectacularidad que la caracteriza: un vestido de escote drapeado, ceñido a la cintura con lazada y terminado en cola, completamente bordado en pedrería. Completó el look con un tocado en forma de platillo del que emergía un ramo de flores en tonos grises, en sintonía con su cartera y pendientes de perlas.
La princesa Amalia, heredera al trono, eligió un vestido en tono manteca con manga larga y una capa asimétrica rematada con borla. En perfecta armonía con su madre, también llevó un gran tocado, aunque en el lado contrario, aportando equilibrio visual. Sus pendientes dorados en forma de nudo y su melena suelta aportaron un aire más juvenil y moderno.}
La princesa Alexia, fiel a su estilo, sorprendió con un vestido de manga única en tono berenjena, acompañado de una capa y complementos a juego. Su bolso de Zara marcó un contraste interesante entre el lujo y la accesibilidad.
La princesa Ariane, en su primer Prinsjesdag, vistió un diseño de Victoria Beckham en azul noche, el mismo que lució la reina Letizia en la coronación de Carlos III. Su tocado discreto y los guantes a juego completaron un look elegante y sofisticado para esta ocasión especial.