El Cabré del polo: Facundo Pieres y su debilidad por las famosas
El polista más codiciado de Argentina ha construido un imperio tanto en las canchas como en el corazón de las mujeres más deseadas del espectáculo nacional. Un recorrido por los amores de una leyenda viviente.
En el exclusivo universo del polo argentino —donde los millones circulan con la misma naturalidad con la que los caballos galopan y las fiestas se confunden con desfiles de moda— hay un nombre que siempre brilla con luz propia: Facundo Pieres. A los 38 años, el heredero de una de las dinastías más poderosas del deporte no solo conquistó las canchas de todo el mundo, sino también los corazones de algunas de las mujeres más bellas y reconocidas del país.
Hijo del legendario Gonzalo Pieres, Facundo nació el 19 de mayo de 1986 en una familia donde los caballos, el lujo y la competencia son parte del ADN. A los 19 años ya tenía hándicap 10, la máxima categoría del polo, y durante más de una década fue considerado uno de los mejores jugadores del mundo junto a Adolfo Cambiasso. Su fortuna, valuada en varios millones de dólares, se reparte entre torneos, patrocinios y una de las líneas de cría de caballos más prestigiosas del planeta.
Pero su magnetismo va mucho más allá del deporte. Con una elegancia natural y un perfil reservado, Facundo Pieres, para muchos el Nicolás Cabré del polo —por su historial de romances con mujeres famosas y su bajo perfil mediático—, protagonizó algunas de las historias amorosas más comentadas de la alta sociedad argentina.
Todo comenzó en 2008, cuando conoció a Paula Chaves en una fiesta en Pilar. Ella era una modelo emergente; él, un joven campeón que ya hacía historia. La química fue instantánea. Durante dos años compartieron viajes, glamour y eventos que los convirtieron en la pareja dorada del polo argentino. La relación terminó en 2010, de manera cordial. Poco después, Paula iniciaría su historia con Pedro Alfonso, mientras que Facundo seguiría su propio camino sentimental.
Tras esa ruptura, llegó un breve, pero intenso romance con Lola Ponce, la cantante ítalo-argentina. Se conocieron en una gala organizada por Valeria Mazza, y aunque la conexión fue inmediata, la distancia y los compromisos laborales los separaron en 2011.
Lejos del espectáculo, Agustina Wernicke fue quien marcó el capítulo más estable y profundo en la vida del polista. Se conocían desde la adolescencia, pero el amor surgió años después. En 2014 se casaron en una boda que fue el evento social del año, con más de 400 invitados y la presencia de figuras como Juan Martín del Potro y Nacho Figueras. Durante casi 12 años de relación tuvieron dos hijos, Renata y Zenón, y vivieron en un exclusivo country de General Rodríguez. En 2022 anunciaron su separación, en medio de rumores de desgaste y distancia emocional.
Si su matrimonio con Agustina fue el más sólido, su relación con Zaira Nara fue la más mediática. A fines de 2022 comenzaron los rumores, confirmados poco después con fotos en Punta del Este. El vínculo desató un verdadero escándalo: Zaira era la mejor amiga de Paula Chaves, su ex. Durante más de dos años, fueron la pareja más top del jet set argentino, compartiendo veranos en José Ignacio y una exposición constante. Sin embargo, las tensiones familiares y la dificultad del polista para expresar sus emociones habrían provocado la ruptura en abril de 2025. “A él le cuesta abrirse emocionalmente. Zaira necesitaba más compromiso y él no podía dárselo”, confió una fuente cercana.
Meses después, Facundo Pieres volvió a estar en el centro de los rumores. En septiembre de 2025, fue vinculado con Sabrina Rojas, ex de Luciano Castro, tras ser vistos juntos en un boliche de la Costanera. Aunque la conductora negó cualquier relación, las versiones continuaron alimentando los titulares del espectáculo.
El último nombre asociado al jugador es el de Gabriela Sari, actriz de bajo perfil y madre de una hija junto al periodista Darían “Rulo” Schijman. Según Yanina Latorre, se conocieron en Gardiner y la conexión fue inmediata. Con su elegancia discreta y su estilo natural, Sari encajaría perfectamente en el tipo de mujer que podría devolverle la calma al polista. Cuando fue consultada, respondió con diplomacia: “Nos conocemos, hay buena onda, pero prefiero mantener mi vida privada.”