El hijo de la princesa de Noruega, chorro, violador y ahora “terrorista”
Marius Borg Høiby sigue sumando problemas, luego de que se supiera que en febrero enfrentará un juicio por el que se le imputan 32 cargos
El hijo de la princesa heredera Mette-Marit de Noruega, Marius Borg Høiby, atraviesa uno de los capítulos más oscuros de su vida, con un futuro inmediato marcado por la justicia. En febrero enfrentará un juicio en el que se le imputan 32 cargos que incluyen delitos sexuales, amenazas, violencia física y consumo de drogas. El caso, que ya sacude a la monarquía noruega, se ve agravado por la aparición de nuevas revelaciones sobre las relaciones personales del joven de 27 años, quien habría entablado vínculos con personajes ligados al narcotráfico y al terrorismo.
A los cargos judiciales se suman sus vínculos sociales. La policía descubrió recientemente la relación de Marius con un hombre de 49 años, vecino de Lørenskog, con quien compartió salidas nocturnas. Ese individuo fue condenado por complicidad en la adquisición de casi 3 kilos de anfetaminas y metanfetaminas, además de liderar operaciones de venta de cocaína, hachís y otras drogas. Su perfil se vuelve aún más alarmante por sus conexiones: formaba parte de un grupo de WhatsApp en el que también estaban Arfan Bhatti y Zaniar Matapour, dos nombres tristemente célebres en Noruega por el atentado contra un festival LGTBI en Oslo en junio de 2022. Mientras Bhatti negó su implicación al encontrarse en Pakistán, Matapour fue condenado a 30 años de prisión, la pena más alta dictada en Noruega tras la última reforma legal.
La existencia de ese chat llevó a nuevos interrogatorios, tanto al hombre vinculado a Marius como a los propios protagonistas del ataque. La revelación no hizo más que reforzar la percepción de que el hijo de Mette-Marit se rodea de amistades peligrosas, lo que ya había quedado en evidencia con robos ocurridos en Skaugum, la residencia oficial de los príncipes herederos.
El derrotero judicial de Borg comenzó en agosto de 2024, cuando fue detenido tras una pelea con su entonces pareja, quien lo denunció por agresión física y psicológica. Poco después fue arrestado nuevamente por incumplir una orden de alejamiento, y en noviembre llegó un tercer arresto, esta vez por violación, que permitió a la policía acceder a su teléfono y encontrar videos explícitos sin consentimiento. Ese hallazgo destapó la serie de cargos que hoy enfrenta.
Durante los meses en prisión preventiva en la cárcel de Hamar se acumularon nuevas acusaciones, entre ellas amenazas y daños. Pese a la gravedad de la situación, sus padres, el príncipe Haakon y Mette-Marit, continuaron mostrándole apoyo e incluso viajaron con él a Portugal, quizás como un intento de pasar juntos un último verano en libertad antes del juicio.
La Casa Real noruega, en tanto, mantiene silencio absoluto sobre los avances del caso, como ya hizo frente a anteriores episodios de la vida privada de Marius. Pero el peso de las pruebas, sumado a las inquietantes conexiones descubiertas, dibujan un panorama que no solo compromete al acusado, sino que inevitablemente pone a la monarquía en el centro del debate público sobre el límite entre lo privado y lo institucional.