El hijo de una princesa de Noruega fue acusado de 32 delitos
Marius Borg Høiby, hijo de la princesa Mette-Marit, enfrenta varios cargos, entre ellos cuatro violaciones, y podría enfrentar hasta 10 años de prisión.
Llegó el día y las noticias no son alentadoras para la familia real noruega. Este lunes, el fiscal del Estado Sturla Henriksbø ofreció una rueda de prensa en la que anunció los 32 cargos contra Marius Borg Høiby, hijo de la princesa heredera Mette-Marit de Noruega. Entre ellos se encuentran los más graves: cuatro violaciones ocurridas entre 2018 y 2024, una de ellas después de haber sido detenido en reiteradas oportunidades. El fiscal aseguró que la investigación se realizó con independencia de su vínculo con la realeza, dejando claro que no habrá indulgencia ni mayor severidad por su condición de hijo de princesa.
Las acusaciones se sostienen en pruebas contundentes. Entre ellas figuran grabaciones realizadas por el propio Marius sin consentimiento de sus víctimas, quienes se enteraron de la existencia de esos videos solo cuando la policía las notificó. A esto se suman cientos de miles de archivos multimedia y decenas de miles de mensajes que permitieron una investigación exhaustiva concluida en junio. El fiscal precisó que el juicio podría comenzar en enero, con una duración estimada de seis semanas, y que la pena máxima a la que podría enfrentarse asciende a 10 años de prisión.
El detalle de los delitos imputados refleja un historial delictivo amplio y grave que va desde violaciones con y sin coito hasta conductas sexualmente ofensivas, abuso en relaciones cercanas, lesiones corporales, daños maliciosos, amenazas, violaciones de órdenes de restricción, abuso sexual en calidad de agente de policía e infracciones de tránsito. Un panorama que se asemeja mucho más al de un criminal de larga trayectoria que al hijo de una princesa criado en palacio bajo el amparo de los reyes Harald y Sonia.
La magnitud del caso contrasta con la imagen pública que alguna vez proyectó Marius, cuando su hermana, la princesa Ingrid Alexandra, lo describió como “su ejemplo a seguir” durante la celebración de su mayoría de edad. Hoy, ese recuerdo resulta lejano frente a un proceso judicial que lo expone como protagonista de uno de los escándalos más graves en la historia reciente de la monarquía noruega.
Como era de esperarse, la Casa Real de Noruega se limitó a emitir un comunicado breve y aséptico: “Corresponde a los tribunales tramitar este caso y tomar una decisión. No tenemos nada más que añadir”.
El escándalo de Marius Borg se remonta a agosto de 2024, cuando fue detenido en Oslo tras un altercado con su entonces pareja, quien lo denunció por agresión física y psicológica. En aquel momento, él admitió haber consumido cocaína y alcohol. En septiembre volvió a ser arrestado por violar una orden de alejamiento y, apenas dos meses después, llegó un tercer arresto, esta vez por violación. La investigación reveló videos explícitos en su teléfono con prácticas sexuales sin el conocimiento de las víctimas.
Tras esa detención, Marius fue ingresado en prisión preventiva en la cárcel de Hamar, donde permaneció hasta fines de noviembre. En ese período se le sumaron nuevos cargos que incluían amenazas, daños y más agresiones sexuales. Pese a la gravedad de las acusaciones, sus padres, Haakon y Mette-Marit, continuaron mostrándole apoyo e incluso viajaron con él a Portugal, quizás anticipando que podría ser su último verano en libertad.