El imperio Giorgio Armani: fortuna, herederos y plan sucesorio
El diseñador dejó una fortuna de hasta 12.100 millones de dólares y un grupo global con hoteles, moda y gastronomía. Su hermana, sus sobrinos y su mano derecha Leo Dell’Orco serán clave en la continuidad del imperio.
Giorgio Armani, nacido en Piacenza el 11 de julio de 1934, construyó uno de los imperios más sólidos del lujo internacional. Su fortuna personal está valuada entre 8.000 y 12.100 millones de dólares, lo que lo ubica como la sexta mayor fortuna de Italia. La base de su riqueza es Giorgio Armani SpA, la empresa que fundó en 1975 junto a Sergio Galeotti. En 2024, la firma alcanzó ingresos de 2.300 millones de euros, aunque registró una baja del 5% respecto al año anterior, reflejo de la desaceleración global del sector.
El Grupo Armani se consolidó como un gigante diversificado que trasciende la moda. Con más de 8.700 empleados, 650 tiendas en 60 países y 12 plantas de producción, cuenta además con 2.704 puntos de venta registrados oficialmente. Bajo su paraguas conviven líneas de ropa como Giorgio Armani, Emporio Armani, Armani Exchange y Armani Collezioni, además de licencias estratégicas que incluyen perfumes y cosméticos desarrollados con L’Oréal, gafas con EssilorLuxottica y relojes junto a Fossil Group. La expansión hacia la hospitalidad y el lifestyle se concretó con los Armani Hotels en Milán y Dubái, los restaurantes Armani Ristorante, el interiorismo de Armani Casa, la confitería Armani Dolci y la floristería Armani Fiori. A esto se suma su presencia en el entretenimiento, donde fue propietario del club de Olimpia Milano y, desde 2024, del icónico club de playa La Capannina en Toscana.
El diseñador no tuvo hijos, pero dejó designada a su familia como herederos principales. Su hermana Rosanna, de 86 años, y sus sobrinas Silvana y Roberta, hijas de su hermano fallecido Sergio, junto a su sobrino Andrea Camerana, de 55 años, estarán al frente de la herencia. Camerana, además de ser hijo de Rosanna, está casado con la cantante Alexia (Alessia Aquilani) y mantiene un curioso lazo genealógico con John Elkann, presidente de Stellantis, ya que ambos comparten un tatarabuelo en común.
Más allá de los vínculos familiares, la figura determinante en el futuro del grupo es Pantaleo “Leo” Dell’Orco, actual CEO del conglomerado y pareja de Armani durante las últimas dos décadas. Dell’Orco fue la mano derecha del modisto en cada decisión estratégica y responsable de líneas creativas dentro del grupo. Su relación comenzó en La Capannina, el club de playa que Armani adquirió posteriormente y que se convirtió en un símbolo de su círculo íntimo.
La estrategia de Giorgio Armani para su sucesión
En 2016 Armani redactó los estatutos que regirán la estructura empresarial tras su muerte, complementados en 2023. Allí definió una compleja arquitectura de seis categorías de acciones, de la A a la F, que distribuyen el capital de manera tal que, aunque los accionistas A y F sumen apenas el 40% del capital, controlen más del 53% de los votos, asegurando el dominio en las decisiones estratégicas. El consejo de administración estará integrado por ocho miembros, con los accionistas A nombrando tres directores incluido el presidente, y los F designando dos, entre ellos al CEO. Actualmente, lo conforman Dell’Orco, Federico Marchetti, fundador de Yoox, los familiares directos de Armani e Irving Bellotti de Rothschild Italia. La Fundación Giorgio Armani, que hoy posee un 0,1% del capital, se convertirá en el vehículo de control central, guiada por principios como la inversión adecuada, la gestión equilibrada, la reinversión de beneficios, el desarrollo global del nombre Armani y la cautela en las adquisiciones.
El grupo mantiene una posición de gran solidez, con 600 millones de euros en liquidez a finales de 2024 y una inversión récord de 332 millones ese mismo año, el doble de lo destinado en 2023. El beneficio antes de impuestos alcanzó los 74,5 millones y los ingresos se distribuyeron geográficamente con un 49% en Europa, un 21% en América, otro 21% en Asia-Pacífico y un 9% en el resto del mundo. Los analistas estiman que el conglomerado vale entre 6.000 y 7.000 millones de euros, cifra que contempla no solo ingresos y rentabilidad, sino también la potencia de su marca, su cartera inmobiliaria de lujo en ciudades como Milán, Nueva York, París, Londres y Hong Kong, además de activos tangibles como boutiques, hoteles y restaurantes.
El prestigio del grupo se vio puesto a prueba en 2024, cuando la justicia italiana intervino judicialmente Giorgio Armani Operations por un caso de explotación laboral en talleres subcontratados donde empleados cobraban apenas entre 2 y 3 euros por hora en jornadas de diez horas. Los productos terminados se revendían a precios hasta 20 veces más altos en el mercado. En febrero de 2025, tras la corrección de la cadena de suministro, el tribunal de Milán levantó la administración especial, cerrando un episodio que había afectado la reputación de la marca.
Armani fue uno de los pocos diseñadores que se resistió a vender su firma a conglomerados como LVMH o Kering. En vida aseguró que sus planes de sucesión implicaban una transición gradual de responsabilidades hacia Leo Dell’Orco, su familia y los trabajadores del grupo. Aunque no descartó del todo una salida parcial a bolsa, su prioridad fue siempre preservar la independencia de la marca y proteger los valores que la hicieron única en medio siglo de historia.
El plan sucesorio de Giorgio Armani garantiza continuidad creativa bajo la mirada de Dell’Orco, estabilidad familiar con la participación de sus herederos directos, preservación de valores a través de la fundación y flexibilidad estratégica para adaptarse a las transformaciones del mercado. El imperio Armani es hoy un caso singular en la industria del lujo: un grupo global que mantuvo su independencia y carácter familiar, imponiendo un estilo minimalista y refinado que se convirtió en sinónimo de elegancia eterna.