Casarse con un miembro de la Familia Real británica nunca es sencillo, y la historia de Camila Parker Bowles, hoy reina consorte, lo demuestra: fue duramente cuestionada durante años por su vínculo con el entonces príncipe Carlos y el quiebre con Lady Di.

Ahora, la atención se centra en los duques de Sussex. Según la autora real Tina Brown, el príncipe Harry no ayudó a Meghan Markle a adaptarse a la vida en palacio, porque “no quería hacerlo”. En su libro The Palace Papers, Brown describe a la pareja como “adictos al drama”, lo que derivó en heridas “parcialmente autoinfligidas” que afectaron su tiempo como miembros activos de la realeza.

Brown sostiene que Meghan adoptó una postura confrontativa junto a Harry, rechazando las normas palaciegas. Incluso, un asistente real llegó a calificar la dinámica de los Sussex como una “complicidad basada en el drama”.

El conflicto familiar con los Markle también sumó tensión. Samantha Markle llegó a llamar a Meghan “narcisista y egoísta”, mientras que su hermano Tom Jr. la acusó en público de haber “destrozado a la familia” al no invitarlos a la boda real en 2018.

Durante la exitosa gira por Australia en 2018, la pareja era aclamada en público, pero puertas adentro mantenía fuertes choques con su equipo real. Meghan fue acusada de maltratar asistentes, enviar correos a las 5 a. m. y provocar la renuncia de miembros clave. Según Tom Bower en su libro Revenge, Harry alimentaba la tensión revisando cada noche redes sociales y artículos de prensa, obsesionado con la cobertura mediática.

La situación alcanzó un punto crítico con la explosiva entrevista de Harry y Meghan con Oprah en 2021, donde denunciaron racismo en la Familia Real. La respuesta de la reina Isabel II, con la recordada frase “algunos recuerdos pueden variar”, fue considerada magistral y reforzó el apoyo público hacia la monarquía, mientras la imagen de los Sussex se debilitaba.

Si bien los años pasaron y hubo intentos de reconciliación, el paso de Harry y Meghan por la realeza dejó una huella de conflictos, reproches y un relato que muchos biógrafos resumen en una frase contundente: “la adicción al drama terminó debilitando a los duques de Sussex”.