Los carpinchos ganaron una batalla en la guerra de mediana intensidad que mantienen contra ellos los residentes de Nordelta. Un nuevo fallo de un juez de San Isidro prohibió que los roedores sean castrados y, además, suspendió la construcción de un “corredor biológico” para ellos.

La decisión fue de Guillermo Ottaviano, titular del juzgado en lo Civil y Comercial Nro. 13 de San Isidro, que dictó medidas cautelares en defensa de los carpinchos.

El magistrado prohibió que se aplique castración química mediante inyecciones anticonceptivas a los roedores, una medida propuesta por los residentes de Nordelta. La idea surge porque los carpinchos “invaden” los terrenos de los residentes, que en definitiva son su hábitat natural.

Ottaviano ordenó “la suspensión inmediata de toda obra o actividad que altere, dañe o destruya humedales y fauna silvestre en la zona hasta tanto se dicte sentencia definitiva” al menos hasta que se realice “un Estudio de Impacto Ambiental Acumulativo” por parte de “la autoridad pertinente”.

El juez, según la resolución publicada por La Nación, también bloqueó las fumigaciones “que atenten contra el ambiente en la zona de humedales del delta del río Paraná”.

Por último, Ottaviano suspendió la construcción del “corredor biológico” que proponían desde Nordelta, una estructura de rampas y refugios para la supuesta protección de los carpinchos.

La decisión del juez responde a una acción de amparo presentada por la Asociación Civil “Callejero Casa Quiere”. Por su parte, la entidad “La voz de los carpinchos” denuncia que unos 46 animales murieron en los últimos meses por atropellos y desmontes en los alrededores del barrio.