"Me encontré con una pintura expuesta que me resultó muy parecida a una pintura mía de 2005 llamada Dragon Caller", denunció Gustavo Cabral, artista conocido como Ciruelo, a través de sus redes sociales en una publicación donde se lo ve posando junto a una obra de arte expuesta en el Malba de la artista Carrie Bencardino.

Infinitas eran las similitudes que podían apreciarse entre la obra original de Ciruelo y la obra expuesta en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires como parte de la muestra "El desentierro del diablo". A raíz del escándalo y las furiosas críticas, Carrie salió a defender su trabajo y calificó a su colega de "fantasma"

“Te cito siempre como mi gran referente al hablar de esa obra. Mi muestra gira en gran parte en torno a las imágenes que más me influenciaron cuando era adolescente y me empezaba a interesar el arte”, señaló la artista a través de sus redes. Sin embargo, no se contactó con Ciruelo para darle explicaciones ni tampoco para disculparse. 

La obra de Carrie y la de Ciruelo (Instagram @ciruelocabral)

Horas atrás, el Malba emitió un comunicado oficial a través de las redes sociales donde se desligó de responsabilidades y defendió a su artista. A continuación, el texto completo:

Es una práctica corriente en el arte contemporáneo que los artistas tomen otras obras, las transformen y reinterpreten para producir creaciones nuevas, que a su vez sirven de inspiración a otros artistas. El trabajo de Carrie Bencardino se alimenta de imágenes encontradas en libros, revistas, tapas de discos, videoclips, internet y su archivo personal de objetos y otros materiales que circulan en la cultura de masas y sus plataformas. 

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El comunicado de Malba (X @museomalba)

Sus referencias provienen de un imaginario afectivo muy particular: las estéticas de las comunidades queer y las adolescencias de su generación, los códigos visuales de las escenas contraculturales (como el punk, y los distintos subgéneros del metal), el comic y la ilustración, y el imaginario fantástico literario (especialmente, de William Blake y J.R.R. Tolkien), entre muchas otras referencias. Procesa y distorsiona estas imágenes digitalmente, y a partir de esas nuevas imágenes elabora sus pinturas

Trabaja desde un posicionamiento crítico sobre la circulación y la reapropiación de las imágenes en la era contemporánea, donde las fuentes y referentes visuales se multiplican, se entremezclan y se transforman constantemente. En su pintura, la apropiación no es un fin en sí mismo, sino un medio para interrogar la memoria cultural, las iconografías compartidas y la relación afectiva que establecemos con las imágenes.

En particular, durante los recorridos guiados y las distintas entrevistas que brinda con motivo de su exposición, Bencardino y el equipo educativo de Malba mencionan estos procedimientos artísticos y las referencias explícitas a artistas como Ciruelo, Victoria Francés, Luis Royo, Boris Vallejo y Magalí Villeneuve, entre otros. Asimismo, en el catálogo que acompaña la exposición, la historiadora Ana Longoni hace referencia a la influencia de los artistas del fantasy en los dragones que pinta. 

Los museos son espacios de debate y reflexión, abiertos a la discusión y la pluralidad de ideas. El intercambio, el desacuerdo y la discrepancia siempre son bienvenidos dentro de un marco de respeto y empatía. Desde Malba, repudiamos cualquier forma de acoso o violencia derivada de esos debates".