“Es una alegría inmensa”, dijo emocionado Bruno Rodríguez, el primer ingeniero en Sistemas de Información ciego graduado en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Santa Fe. Su logro tuvo repercusión nacional y la propia institución educativa difundió la historia del hombre que, además de impulsar proyectos de investigación, abrió las puertas de la accesibilidad académica para las personas no videntes.

Integrante del equipo de fútbol para ciegos “Los Búhos”, Rodríguez marcó un hito en la educación inclusiva. Su esfuerzo permitió desarrollar un sistema especial para que personas invidentes puedan programar y puso a disposición de todos mecanismos de enseñanza adaptados.

En diálogo con la UTN, destacó la reciprocidad vivida durante el proceso de formación:“Fue una buena experiencia para mí. Los profesores también aprendieron mucho al enseñar a una persona ciega, a interactuar y aplicar otras metodologías”.

El ingeniero agradeció a todos los que lo acompañaron en el camino académico:“Agradezco a la facultad y a toda la gente que me ayudó a llegar a esta instancia. Es una alegría inmensa. A los amigos, a los compañeros… fue un proceso largo, casi diez años. Cada obstáculo que surgía lo íbamos sorteando, adaptando material y acomodando las cosas para poder avanzar”.

Rodríguez también remarcó el papel de la tecnología en su carrera: “Hoy existen condiciones necesarias para que una persona ciega pueda recibirse, gracias a las nuevas herramientas que facilitan la formación, algo que años atrás era impensado”.

Actualmente, trabaja en Diveria, una empresa de software local, donde se desempeña de manera híbrida —a veces de forma remota y otras en la oficina— y brinda ponencias en congresos, compartiendo sus conocimientos y experiencias con la comunidad académica y tecnológica.

Bruno Rodríguez presentando su proyecto final de carrera. (Créditos: @isifrsf)
Bruno Rodríguez presentando su proyecto final de carrera. (Créditos: @isifrsf)

Los desafíos de la UTN por la aparición de Bruno Rodríguez

"Se planteó un acompañamiento fuerte con tutores para socializar y que pueda adaptarse a la vida universitaria. También hubo acompañamiento para los docentes", explicó el secretario de Gestión Institucional de la facultad, Román Llorens. El objetivo principal era brindarle una mejor enseñanza a Rodríguez y, para ello, los profesores de los últimos años de secundaria del estudiante se reunieron con los de la UTN.

La Dra. Milagros Gutiérrez, directora del Departamento de Ingeniería en Sistemas, recordó el cambio de rutina que implementó para sus clases con Rodríguez: "Aprendimos, por ejemplo, que cuando uno se para a explicar en el pizarrón no podés decir acá, allá, sino que hay que describir todo". Otra de sus maestras, Valeria Bertossi, diseñó un pizarrón magnético con hilos para explicarle funciones en las materias básicas de la carrera (física, química y matemática).

A la hora de estudiar la cátedra Algoritmos, la docente Marta Castellaro creó BruniFIER, un programa suplente del software que se suele utilizar para programar sistemas destinados a personas ciegas. "Rosana Portillo compraba plasticola y le hacía los modelos con relieve para enseñarle qué significaban las flechas y los triángulos, y para que él pudiera interpretar los modelos", recordó Gutiérrez sobre otro desafío de una colega.

Bruno Rodríguez junto a sus amigos y compañeros de la universidad.
Bruno Rodríguez junto a sus amigos y compañeros de la universidad.

Con el paso del tiempo, la tarea de los docentes se volvió cada vez más compleja en la búsqueda de mayor accesibilidad para que Bruno Rodríguez pudiera avanzar en su carrera. Fue así como los profesionales de la UTN Santa Fe desarrollaron el Sistema de Marcado Estructural de Código Fuente para Programadores con Discapacidad Visual (Simae), una herramienta que agrega información contextual a los códigos durante la programación.

En ese proceso, Rodríguez aprendió conceptos clave como los árboles (estructuras de datos abstractas) y aportó su propia mirada al momento de trabajar con símbolos y paréntesis.

“Él nos iba guiando y nos decía: ‘Si vos ponés un paréntesis yo lo voy a entender de esta manera’. Y así fuimos avanzando”, contó el docente Gutiérrez.

La profesora Llorens recordó que en primer año hubo todo un despliegue de didáctica creativa: pizarras imantadas, plasticolas 3D y hojas texturadas. La meta era clara: acompañar al estudiante con accesibilidad real, y cada cátedra organizó reuniones para garantizar la adaptación de los materiales de estudio.

El desarrollo tecnológico no se detuvo y Simae trascendió fronteras. Hoy se encuentra disponible en varios idiomas en el sitio simae.info, al alcance de personas con discapacidad visual en todo el mundo. El proyecto estuvo a cargo de Pablo Marccheti, con pruebas y mejoras permanentes realizadas por Rodríguez y otros colegas.

Finalmente, la ingeniera Fernanda Golobisky, docente investigadora de la carrera, destacó: “La graduación de Bruno es un ejemplo de que se puede. Se puso esfuerzo para que él pudiese llevar adelante la carrera”.