En los últimos meses, Sergio Rodríguez se transformó en un rostro reconocible para muchos usuarios de redes sociales. Uruguayo de nacimiento, pero con décadas en la Argentina, dejó de ser solo “el peluquero de las estrellas” para volverse viral con sus entrevistas callejeras y bajo el hashtag #SergioEnLaCalle, en las que defiende con vehemencia la gestión kirchnerista y crítica sin rodeos al gobierno de Javier Milei. Con un celular en la mano y un estilo frontal, Rodríguez se presenta en las calles porteñas para interpelar transeúntes y encender debates que luego circulan masivamente en plataformas digitales.

Lo que para algunos fue una sorpresa, en realidad es apenas la última estación de un recorrido singular: el de un peluquero que pasó de los sets de televisión a la quinta de Olivos, y que conoció de cerca a figuras tan disímiles como Cristina Fernández de Kirchner, Susana Giménez, Zulema Yoma o Franco Macri.

Entre 2007 y 2015, Sergio Rodríguez fue una de las personas que más ingresó a la residencia presidencial de Olivos. Los registros oficiales marcan 359 visitas en ese período: más que el propio Óscar Parrilli, entonces secretario general de la Presidencia. Un dato llamativo que habla de la intimidad de su relación laboral con Cristina Fernández de Kirchner, a quien peinó durante casi una década.

Sergio Rodríguez contó cómo fue ser peluquero de Cristina (Crédito: 2 Reyes Stream)

Su cercanía con la expresidenta no fue casual. Rodríguez había construido una trayectoria en la peluquería de alto nivel que lo llevó primero a trabajar junto a Miguel Romano, ícono del estilismo argentino. “Con Susana estuve asistiendo a Miguel desde el 95 hasta el 2007. Cuando empecé a peinar a Cristina le tuve que decir a Susana que no podía con todo”, recordó en una entrevista reciente en el streaming La noche está en pañales.

Esa decisión lo obligó a explicarle a la diva de los teléfonos que debía elegir: “Cristina no me pidió. Me decía que siguiera con las dos. Ella creía que iba a ser presidenta y no iba a necesitar. Yo que venía de peinar a Zulema, que había sido primera dama, sabía lo que significaba. Y le dije a Susana que no podía con todo”.

Las anécdotas de Rodríguez con Susana Giménez tienen un tono casi cinematográfico. “Una vez estaba en Punta del Este, tenía un Fiat rojo con calzoncillos y shorts tirados, un olor a cigarrillo bárbaro. Peino a Susana y me dice: ‘Sergito, ¿me llevás al shopping?’. Yo pensé que me iba a hacer manejar la RAM que tenía, pero no, ella quería que la llevara en mi autito. No pude, me daba vergüenza, estaba todo tirado. No le gustó, porque ella es así, quiere hacer empatía. Es muy compañera para trabajar, muy cálida”.

Sergio Rodríguez contó una anécdota con Susana Giménez (Crédito: 2 Reyes Stream)

Esa cercanía con las figuras del espectáculo lo convirtió en un testigo privilegiado de la trastienda del show business argentino. Según él, Susana “jamás te va a gritar, respeta mucho, es muy trabajadora, muy inteligente. Las personas no llegan porque sí, y después mantenerse”.

Pero no solo el mundo del espectáculo atravesó la vida del peluquero. Rodríguez también tuvo relación con empresarios y políticos de peso. Una de las amistades más sorprendentes fue la que mantuvo con Franco Macri. “Era una de las personas que más culto hacía a la amistad. Él me llamaba para cortarle el pelo los domingos a la tarde y después me invitaba a cenar. Yo divido a las personas entre monos y gorilas. Los monos somos todos los que no nos convertimos en gorilas. Y hay monos con plata: Favaloro es un mono con plata, Mirtha es un mono con plata. Susana es una mona aspiracional con plata, a gorila. Franco era un mono con plata y le encantaba que le dijera eso”.

De esas visitas recuerda escenas de intimidad doméstica: “Franco hacía todo en el baño: la oficina, cortarse el pelo, todo. Yo le cortaba y después se iba a bañar. Un día cae Mauricio y dice: ‘Se me rompió el auto’. Ya tenía 40 años. Y el padre le contestó: ‘¿Y vos qué querés que haga?’”.

Incluso asegura que Franco intentó tender puentes políticos en los años de tensión entre Cristina Kirchner y su hijo: “Me hizo una reunión antes de que asumiera Mauricio, porque quería que hablara con Cristina para hacerle un nexo”.

Sergio Rodríguez construyó, sin proponérselo, una especie de archivo oral de la política argentina. Estuvo cerca de Zulema Yoma, a quien considera “una de las mujeres más queridas que me dejó la política”. Conoció a Carlos Menem en el programa de Susana y aún recuerda que, al segundo encuentro, el riojano lo saludó por su nombre: “Pero ese era Ramón Hernández que le soplaba de atrás. Menem era un tipo muy cálido”.

El contraste es fuerte: de peinar a presidentas y divas, a discutir con desconocidos en la vereda. Pero en ambos escenarios mantiene el mismo estilo: frontal, histriónico y siempre dispuesto a provocar una respuesta.