Sydney Sweeney y la campaña de jeans tildada de "nazi"
Las acciones recientes de grandes marcas de EE. UU. desataron polémica por mensajes que muchos consideran discriminatorios, al reforzar estereotipos sobre rasgos físicos y superioridad.
Genética o marketing. American Eagle lanzó una campaña publicitaria protagonizada por Sydney Sweeney, una de las protagonistas de Euphoria o The White Lotus, que desató una fuerte controversia en redes sociales.
En una de las piezas principales, la actriz aparece recostada, subiéndose el cierre de sus jeans y mirando a cámara con su característica expresión: “Mis jeans son azules”. El doble sentido implícito no pasó desapercibido: en inglés, jeans (pantalones) y genes (genética) suenan igual, y la frase comenzó a generar suspicacias.
El verdadero detonante llegó con otro spot donde Sweeney afirma: “La composición de mi cuerpo está determinada por mis jeans”, mientras la cámara enfoca su escote. A eso le sigue una línea que intenta ser humorística: “¡Oye, los ojos aquí arriba!”. Pero el cierre del video fue lo que encendió la polémica: “Los jeans se transmiten de padres a hijos y determinan rasgos como el color del cabello, la personalidad y hasta el de los ojos”.
La respuesta del público fue inmediata. Usuarios de redes sociales acusaron a la marca de banalizar conceptos asociados a la eugenesia y de sugerir que ciertos rasgos, como los de Sweeney —rubia, de ojos azules— representan una “genética superior”.
"N A Z I", escribió una usuaria en una de las publicaciones de la marca en Instagram, mientras que otros celebraron que la campaña devolviera la "belleza" a la publicidad y lanzaron versiones irónicas del eslogan de Donald Trump "Make America Great Again" ("Devolver a América su grandeza"), como "Make Jeans Great Again (MJGA)".
Frente al escándalo, la cantante Doja Cat ironizó el guión en un video que se volvió viral y puso aún más presión sobre la firma. En consecuencia, American Eagle optó por eliminar gran parte del material promocional.
Algunos medios y usuarios trazaron paralelismos con el controvertido comercial de Calvin Klein de los años 80, donde Brooke Shields, con solo 15 años, protagonizó una escena sexualizada que también dejó huella en la industria publicitaria. La comparación plantea una pregunta inevitable: ¿realmente cambiaron las formas o simplemente se repite el mismo esquema bajo una estética moderna?
Aunque la marca logró una exposición masiva, el debate sigue abierto. ¿Fue una apuesta arriesgada que rozó lo insensible, o simplemente una campaña mal interpretada? En todo caso, lo que queda claro es que el límite entre creatividad y provocación volvió a ponerse en juego.